Cada día que pasa Europa emborrona aún más su ya de por sí patética hoja de servicios respecto a los refugiados. En apenas cinco meses se ha pasado de una impúdica exhibición de supuesta solidaridad sin límites a la construcción de una nueva Europa-fortaleza donde se llega a plantear, incluso, la confiscación de los bienes de aquellos que llegan reclamando asilo o refugio. Éstos últimos, a su turno, han pasado de ser víctimas inocentes merecedoras de toda comprensión y ayuda a convertirse para muchos en casi –o sin el casi- delincuentes, violadores o terroristas destinados a la cárcel, la expulsión o los campos de internamiento. Sin duda, para hacérselo mirar porque semejante euro-bandazo resulta enfermizo.
La Unión Europea y Turquía han llegado recientemente a un acuerdo para el control de los refugiados a cambio de concesiones de la UE como el pago de 3.000 millones de euros o la reapertura de conversaciones para su adhesión. Esto se produce en un clima muy tenso por la guerra en Siria, la masiva entrada de refugiados y los conflictos de Turquía con Rusia.
Soraya Sáenz de Santamaría ha declarado este viernes en rueda de prensa que los primeros 19 refugiados sirios llegarán a España el próximo domingo en un vuelo fletado en colaboración con el gobierno Italiano.