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Lunes, 07 Marzo 2016 13:00

Vigencia del Realismo

Escrito por 
Francisco R. Pastoriza Francisco R. Pastoriza

El Museo Thyssen reúne la obra de siete pintores y escultores realistas relacionados con Madrid

La pintura realista ha estado presente a lo largo de toda la historia del arte aunque durante muchos años del siglo XX quedase relegada por las expresiones del informalismo y la abstracción, que se habían adueñado de los lenguajes de la modernidad. La comunidad de Madrid ha sido de las que han cuidado con más mimo a sus artistas realistas y por eso han tenido una proyección más presencial tanto nacional como internacionalmente. Ahora el Museo Thyssen Bornemisza ha reunido una representación de la obra de siete de los artistas que han nacido o desarrollado su obra en Madrid desde la década de los 50 a contracorriente del informalismo abstracto, dominante esos años, que había velado el lenguaje de lo figurativo. Con su obra consiguieron reconquistar un terreno abandonado. Lo hicieron a través de procesos creativos de gran intensidad y recreando una atmósfera de lugares, objetos y paisajes con un alto grado de aproximación a la realidad. Dice Francisco Calvo Serraller en el catálogo de la exposición que el realismo de los realistas madrileños es muy singular por haber “ahondado en zonas de silencio y despojamiento casi inéditas”. En la presentación de la exposición, Guillermo Solana, director artístico del museo, aludía a la definición que del realismo hiciera Rafael Sánchez Ferlosio, el autor de “El Jarama”, una de las grandes novelas realistas de la literatura de aquellos años: “El realismo es un  tiempo y un espacio acotados”.

Los artistas presentes en esta exposición son un grupo unido por su pertenencia a una misma generación, algunos incluso con relaciones personales y familiares entre ellos, y que en su mayoría se han formado en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, en la madrileña calle de Alcalá, en el Museo de reproducciones artísticas del Casón del Buen Retiro y en las visitas asiduas al Museo del Prado para beber de las fuentes de Zurbarán y Velázquez. Algunos continuaron su formación en Italia: Roma, Florencia, Siena, Pisa... Pero su paralelismo no se agota ahí porque además todos ellos han mantenido entre sí relaciones intelectuales e intercambios técnico-artísticos a medida que cada uno iba elaborando su propio estilo (a veces hacían de modelos unos de los otros). Incluso hay coincidencias sorprendentes, como los cuadros “Barrio de Vallecas, 1981”, de Isabel Quintanilla, y “Vallecas 1980-1985”, de María Moreno, que pintan el mismo paisaje desde el mismo punto de vista (los dos cuadros se exponen juntos). Hay en la poética de la obra de estos artistas una coincidencia también compartida en la visión de lo cotidiano, lo íntimo, lo familiar, que se sitúa en la tradición de la pintura española. En esta muestra se expone la obra de cuatro mujeres y de tres hombres, una representación que quiere hacerse eco de la decidida presencia de la mujer en el arte después de la guerra civil. Son:

Antonio López García (Tomelloso, Ciudad Real, 1936)

María Moreno (Madrid, 1933). Esposa de Antonio López

Julio López Hernández (Madrid, 1930) y Francisco López Hernández (1932), hermanos.

Esperanza Parada (San Lorenzo del Escorial, 1928). Esposa de Julio, fallecida en 2011.

Isabel Quintanilla (Madrid, 1938). Esposa de Francisco López,

Amalia Avia (Santa Cruz de Zarza, Toledo, 1930), fallecida también en 2011. Esposa del artista Lucio Muñoz

La exposición reúne pinturas, esculturas, relieves y dibujos de todos ellos, colocados estratégicamente para establecer durante el recorrido diálogos y confrontaciones entre sus estilos: los relieves de Francisco López con las obras de Isabel Quintanilla, María Moreno y Antonio López; los dibujos y esculturas de éste y de Francisco López en diálogo con los jardines de Quintanilla y María Moreno... El itinerario se ha concebido partiendo desde las obras más íntimas hasta las más públicas, de los interiores, los bodegones y las estancias a los jardines, las calles, las plazas y los paisajes panorámicos de la ciudad.

El primer recorrido va desde las naturalezas muertas de casi todos ellos a los interiores domésticos de López, Avia y Quintanilla: cuartos de baño, comedores, pasillos, puertas y ventanas, con luz natural y artificial, de día y de noche, que dejan adivinar los paisajes exteriores que hay tras de ellas, en un juego sutil dentro/fuera que sitúa al visitante en el marco de la etapa siguiente, la que conduce a los espacios abiertos, a los patios y a los jardines que son como prolongaciones de las casas, todas ellas de una sola planta, a veces casas de pueblo y otras en las afueras de Madrid o en colonias de la ciudad.

La parte final del recorrido está dedicada a los paisajes urbanos, principalmente de Madrid, que han quedado como testimonios de la evolución de la ciudad durante el último medio siglo, al modo en que lo hacen esas fotografías en blanco y negro con las que nos encontramos en los libros de historia y en los catálogos de viejas instantáneas: “Tienda de máquinas de coser” (Amalia Avia), “Calle de Alcalá” (Antonio López), “Puerta del Sol” (Amalia Avia). Al final del itinerario el espacio se amplía con panorámicas de la ciudad de Madrid vista desde la periferia (Quintanilla, María Moreno, Antonio López). A esta instalación pertenecen también las dos vistas de Roma que se exponen aquí, pintadas por Isabel Quintanilla. El cierre es una pintura de grandes dimensiones de Antonio López, “Ventana de noche”, terminada hace sólo unos meses, un óleo sobre tabla que es una visión distorsionada que simula la de una toma fotográfica con gran angular.

Hay que destacar la presencia de la figura humana en las esculturas, muchas de ellas concebidas para ser expuestas en espacios públicos. El contraste entre la ausencia de hombres y mujeres en los dibujos y las pinturas se manifiesta al confrontar los cuadros con estos grupos escultóricos de Julio López (“El alcalde”, “El hombre del sur”, “El sueño”), Francisco López (“Bodegón con membrillos”, “La pila”, “Niña sobre taburete”) o  Antonio López (“María, 1972”). A la entrada de la exposición recibe a los visitantes un grupo escultórico de Julio López, “Pareja de artesanos”, que anticipa el contenido.

TÍTULO. “Realistas de Madrid

LUGAR. Museo Thyssen-Bornemisza. Madrid

 

FECHA. Hasta el 22 de Mayo

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