La coalición liderada por el Partido Socialista junto a la formación política Podemos, ha decidido que es necesaria la creación de una ley que impida beber cualquier líquido en la calle. Muchos son los que la comparan con la famosa 'ley seca' que se produjo en Estados Unidos, puesto que no solamente se refiere a las bebidas alcohólicas, sino a cualquier líquido, incluida el agua. Además, la sanción para todo turista que incumpla las normas, principalmente dirigida hacia los británicos, será de 750 euros.
Para ello, el ayuntamiento ya ha puesto sobre la mesa distintas medidas. Por ejemplo, los hoteles y locales de ocio tendrán el cometido de impedir que sus clientes abandonen el establecimiento con alguna bebida encima. En la misma línea, serán obligatorios carteles informativos en varios idiomas que indiquen la imposibilidad de sacar cualquier líquido fuera del recinto. No obstante, aunque no se pueda beber en la calle, sí se podrá beber en las terrazas.
La principal intención del ayuntamiento es que, por medio de esta ley, se reduzca la suciedad en las calles de Ibiza, siempre repletas de botellas y líquidos de todo tipo. Sin embargo, a la formación política del Partido Popular no parece haberle contentado la medida, llegando a votar incluso en contra de la misma. Las razones expuestas por el ex alcalde y ex senador popular, José Sala, radican en que le parece una ley ''inaceptable'' e ''inconstitucional''.
Frente a tales acusaciones, la concejala de Gobernación, Aída Alcaraz, ha declarado que hasta ese momento solo estaban prohibidas las bebidas alcohólicas y ha querido aclarar que ''ante la imposibilidad, muchas veces, de diferenciar si se trata de alcohol o de simples refrescos”, se han visto ante la necesidad de adoptar estas medidas. Además, en el pleno celebrado ayer, aclararon que no se multará ni a los deportistas ni a los niños que beban en la calle.
Pese a la oposición del Partido Popular ante esta nueva ley, la tramitación sigue su curso y, si finalmente se aprueba, nadie podrá beber ningún tipo de líquido en las calles de Ibiza. De esta manera, las irregularidades ocasionadas por los días de fiesta, sobre todo protagonizados por británicos, están viendo su fin.