La guerra por lograr imponer su punto de vista ha comenzado en Podemos y sus confluencias. Desde el inicio de semana, la agrupación liderada por Pablo Iglesias ha tenido que hacer frente a diez dimisiones en su ejecutivo en la Comunidad de Madrid. Estas despedidas han dejado muy tocado a Luis Alegre, líder autonómico, que ahora dependerá del beneplácito del ejecutivo restante para seguir en el cargo. La renuncia de esta decena de representantes del Consejo Ciudadano morado evidencia una ruptura en su cúpula, ya que éstos eran firmes defensores de Íñigo Errejón.
Además, éste no es el único frente abierto en la tercera fuerza política de España. El temor a unas nuevas elecciones ha lanzado a sus confluencias a pedir cierta independencia en unos posibles futuros comicios. Este es el caso de En Comú Podem. La rama catalana del partido quiere utilizar la popularidad que Ada Colau está logrando como alcaldesa de Barcelona y así crear un grupo político propio o, al menos, lograr más poder dentro de la coalición con Podemos, Iniciàtiva per Cataluña y Esquerra Unida i Alternativa (EUiA).
Los dirigentes cierran filas
Un caso parecido ocurre en Galicia, donde la agrupación En Marea busca “reformularse”, tal y como sostiene uno de los hombres fuertes de su ejecutivo, Xosé Manuel Beiras. La formación gallega se enfrenta a un año clave, ya que se prevé que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anuncie elecciones para el próximo noviembre. Unos comicios donde, si se cumplen las encuestas, deberá pactar con los socialistas gallegos para desbancar al Partido Popular.
Mientras tanto, la cúpula de Podemos no niega que existan diferencias entre sus máximos mandatarios. Afirma que aunque haya diferencias entre errejonistas y pablistas, lo importante es permanecer unidos. Así lo manifestó el número dos del partido en una carta dirigida a los simpatizantes, en la que se pedía que se repitiera que “solo hay un Podemos”. No obstante, no se niega una lucha entre los primeros, partidarios de avanzar hacia un frente único en todo el territorio, y los segundos, a favor de continuar con las confluencias.
De este modo, la formación morada intenta pasar por alto las últimas salidas. Hoy la portavoz adjunta de Podemos en el Congreso, Irene Montero, ha asegurado que las diferencias han sido las señas del partido desde su nacimiento. A su vez, ha agradecido los servicios prestados a las personas que han abandonado el ejecutivo madrileño mientras que ha cargado con dureza contra el PSOE de orquestar un ataque contra su formación.
Por su parte, la secretaria general de Andalucía y representante del ala anticapitalista de la organización, Teresa Rodríguez, ha abogado por la necesidad de construir un Gobierno de cambio. Desde la cúpula, Iglesias no ha declarado nada sobre la posible fractura de su estructura, aunque sí ha trascendido la celebración de una reunión con Errejón durante el miércoles pasado, en el que se ha acordado rebajar la tensión con los socialistas.
En esta situación, Pedro Sánchez se afana en mejorar las relaciones con las confluencias para dejar a un lado a Podemos. Durante los últimos días, y con el objetivo de sumar apoyos para su investidura, el líder socialista declaró ayer en A Coruña, uno de los bastiones de las mareas gallegas, que “el PSOE va a hacer todo lo posible porque Galicia tenga lo que se merece”. Sin embargo, estas palabras se produjeron antes de que hoy se haya conocido que el líder de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, está siendo investigado por haber cometido seis delitos en su etapa al frente de la Diputación de Lugo.