Con mucho carácter y cierta chulería madrileña de la que ella hace gala, a lo largo de su vida política, Esperanza Aguirre ha conseguido diversos logros gracias, en gran parte, a su cercanía con los ciudadanos. De las tres elecciones de las que ha salido vencedora, a excepción de la primera, barrió a sus oponentes con una mayoría absoluta incuestionable. Pero no todo han sido logros. El Gobierno de Esperanza Aguirre también ha sido objeto de diversas críticas actuales por desmantelar todo lo público, sobre todo en los ámbitos de sanidad y educación.
Pero ya tenía antecedentes. Nos encontramos en el año 2003, año en que la revista Interviu publica un artículo denunciando el enriquecimiento de su familia política por la polémica estación AVE Guadalajara – Yebes, que se creó a 10 km de la provincia a la que “supuestamente” daba servicio, sobre terrenos propiedad de Teresa Micaela Valdés (tía del marido de Aguirre), creando así un pueblo fantasma, Valdeluz. En dicho población, actualmente, solo se ven carteles de “se vende”, porque de acuerdo con el periódico Público, “de las 34.000 personas que allí iban a vivir, en la actualidad solo lo hacen 2.000”. Cuando la Cadena Ser preguntó a Esperanza Aguirre si la familia tenía terrenos en dichas tierras, la Presidenta colgó el teléfono eludiendo, de este modo, la pregunta.
Poco después llegaban nuevas acusaciones, y es que la relación de la prensa con Esperanza a veces se ha tambaleado. Esta vez, se le acusaba de imponer censura en la información que suministraba Torrespaña y de haber concedido una entrevista al periódico La Gaceta, cuyo propietario estuvo implicado en el Caso Tamayo y Sáez, que le permitió a la susodicha impedir que un socialista presidiera la CAM. También se la ha acusado de financiar de forma irregular su campaña electoral del 2003 y 2004 con donaciones a una fundación fantasma conocida como Fundescam, de la que era presidenta.
Pero ninguno de estos motivos fueron los causantes del fin de veintinueve años de intensa carrera política. En una rueda de prensa convocada el 17 de septiembre a las 14.00h, Aguirre afirmaba que “la política es una actividad temporal” y que lo deja “por acontecimientos personales: su enfermedad, la llegada de los nietos…” y en un segundo plano, los motivos políticos. La biógrafa de Aguirre, Virginia Drake, explicó para La Voz de Galicia que “si hubieran sido razones políticas, Esperanza, que dice siempre lo que piensa […] lo habría dicho”, pero también comentó que es obvio que, por ejemplo, “existen discrepancias con Rajoy”.
La vacante que deja Esperanza Aguirre ha sido ocupada por Ignacio González González. El debate actual reside en que la ex presidenta, el día de su dimisión, habló de que “los madrileños con sus votos me eligieron”, pero recordemos que ni Botella, ni González han sido elegidos por los ciudadanos en las urnas. Preguntados por esta cuestión, mientras un 25% opina que les gusta “que se elijan desde dentro”; la mayoría de los jóvenes coinciden en que “es una falta de respeto” y que “estamos en una decadencia total de la confianza. En pleno desmantelamiento de los Derechos de los Ciudadanos, una de las pocas cosas que se les permite es meter un papelito cada cuatro años, y si nos quitan el poder elegir, la palabra democracia será únicamente eso, una palabra”.
Pese a estar previsto que iba a incorporarse al trabajo el lunes 15 de octubre, Esperanza Aguirre empezó el pasado jueves 18 su nueva etapa como asesora de la secretaria de Estado de Turismo.