Bolinaga se declara en huelga de hambre para salir de la carcel y ser tratado en el exterior del cáncer que padece.
El caso Bolinaga ha sido un asunto de plena actualidad durante los últimos meses, cuando un Uribetxeberría deteriorado por el cáncer, anunció el 8 de agosto que comienza una huelga de hambre para conseguir la libertad condicional y poder ser tratado de su enfermedad fuera de prisión. Durante los primeros días el preso, además de negarse a comer, no consiente recibir tratamiento alguno y evita someterse a las pruebas médicas necesarias para evaluar su deterioro físico. Mientras, la protesta del terrorista llega a oídos de otros presos etarras, distribuidos por diferentes cárceles del país, que deciden sumarse a la causa.
Tras estos acontecimientos, y aunque la autoridades continúan debatiendo la posibilidad de que siga siendo tratado entre rejas, el 17 de agosto se le concede el tercer grado, sujeto a condiciones como la prohibición de acercarse a sus víctimas.
Pocos días después, una vez el plan del etarra parece haber dado sus frutos, abandona la huelga de hambre y el día 28 de este mismo mes, el juez José Luis Castro llega a San Sebastián para reunirse con el preso y tomar una decisión definitiva, ayudado por la opinión de los oncólogos del hospital de Donostia. Finalmente, Castro concede la libertad condicional a Bolinaga a finales de agosto.
El 5 de septiembre el proceso de excarcelación del etarra da un giro inesperado cuando la Fiscalía de la Audiencia Nacional decide recurrir la libertad condicional de Uribetxeberría, alegando que su vida no corre peligro inminente y que, además, el preso sigue sin haber manifestado su arrepentimiento por los delitos cometidos.
A pesar de las últimas deliberaciones, la sección penal primera confirma la libertad condicional para Bolinaga, sujeto a diversas condiciones, como presentarse una vez al mes en el centro penitenciario de San Sebastián, dar a conocer posibles cambios en su estado de salud, la prohibición de participar en manifestaciones públicas relacionadas con la violencia, o el no poder acercarse a lugares donde antes de entrar en prisión realizaba su vida cotidiana.
Durante el proceso, las reacciones de la opinión pública volcada con el caso no se hacen esperar y son de diversa índole. Mientras el 18 de agosto se convoca una manifestación en Bilbao a favor de la excarcelación, el día 29 es la Asociación de Víctimas del Terrorismo quien convoca una marcha a pie para protestar contra la inminente puesta en libertad de Bolinaga.
El preso vuelve a casa
El 23 de octubre, el caso del ex preso vuelve a ocupar portadas, cuando deja el hospital de Donostia, donde se encontraba internado desde el 1 de agosto, para volver a su domicilio en Mondragón.
Bolinaga, con poco más de 48 kilos y ataviado con una boina, abandonaba el centro por su propio pie a eso de las 19:25 de la tarde, acompañado de su hermano. A su salida fue recibido por el portavoz de Herrira, Jon Garay, con quién se fundió en un abrazo, un encuentro que fue recogido por los medios.
Jaime Mayor Oreja y Esperanza Aguirre, las voces críticas del caso.
La polémica suscitada por la excarcelación de Bolinaga llega también a las esferas del PP, y es que algunos de sus miembros se han mostrado en contra de la concesión del tercer grado. Mientras Mariano Rajoy se ha dedicado en el último mes a defender la decisión del Ministerio del Interior, el ex ministro Jaime Mayor Oreja, o la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre se mostraban críticos con la puesta en libertad del etarra.
Mayor Oreja declaró que pese a comprender que se había tomado la decisión dentro de la ley, esta podría haber sido otra. Mientras, Aguirre lamentaba en una rueda de prensa el efecto que la puesta en libertad condicional del etarra pudiese tener en la política antiterrorista y la forma en que afectaría a la opinión de los votantes del PP.
Al etarra se le atribuyen numerosos delitos entre otros, el secuestro de Ortega Lara en 1996.Uribetxeberría Bolinaga, nacido en Mondragón en 1955, tiene una larga trayectoria como miembro de la banda terrorista ETA, y se le atribuyen numerosos delitos cuyas penas suman un total de 178 años de cárcel.
Así, el 24 de marzo de 2000, Uribetxeberría fue sentenciado a 33 años de prisión por el asesinato, en 1983, del guardia civil Mario Leal Baquero. Por su participación en el atentado perpetrado en agosto de 1987 contra un coche patrulla de la Guardia Civil en la carretera de Oñate-Legazpia, que se cobró la vida de dos agentes de la benemérita y causó heridas a otros once miembros del cuerpo, a la condena del etarra se sumaban 145 años de cárcel.
Pero sin duda, el caso con más repercusión mediática fue el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que fue perpetrado el 17 de enero de 1996 cuando este fue raptado en su casa de Burgos por varios etarras, los cuáles le mantendrían encerrado durante 532 días en un zulo sin ventanas, de tan solo 3 metros de largo por 2,5 de ancho. El 1 de julio de 1997 la Guardia Civil liberó al funcionario de prisiones, en una operación para la que se contó con más de 60 agentes y en la que se logró atrapar a cuatro secuestradores.