Una opinión cercana a Juan Diego la tiene su compañera de trabajo Mari Carmen Velázquez, la cual cree “que los sindicatos no ayudan a la gente que está en paro, creo que deberían darles su apoyo a la gente que no tiene trabajo”. Ella se encuentra en una situación que viven muchos españoles hoy en día, en su casa su sueldo es el único que entra. Sus tres hijos siguen viviendo en casa porque no tienen trabajo, “una de mis hijos desarrolla una actividad diaria en un colegio, pero solo durante una hora al día y cobra 250€”. Ante esta situación su hija no puede independizarse ya que con esta cantidad no tiene ni para comer.
Pero no son solo los trabajadores quienes están en desacuerdo con lo que los sindicatos piden. Antonio Portero trabaja en la sucursal de Correos número 60 de Madrid cuando se produjeron las huelgas de la metalurgia en el 73 ya estaba afiliado a CCOO. Hoy en día siguen perteneciendo a este sindicado pero asegura estar bastante desprotegido. Para él las últimas huelgas que se han convocado “no valen porque mañana seguiremos igual”, el caso de la inactividad en un día como el 14N no es por un motivo “social”, sino por una razón “política”. Según su opinión este derecho no es algo que lo deban de organizar los sindicatos sino los encargados de organizar una protesta deben de ser “las asambleas de trabajadores, y a través del sindicato se hacen”.
Los piquetes son los encargados de ir de empresa en empresa informando a los trabajadores de que se encuentran ante un día de huelga y que si quieren pueden ejercer este derecho sin ningún tipo de miedo. Pero para Antonio “los piquetes acuden a los establecimientos para intimidar”. Para él estos patrullas “no te pueden intimidar y obligar a hacer la huelga”, a pesar de que este código sea “inalienable”
A pesar de que en todas las empresas se establecen unos servicios mínimos en estos casos, algunas veces no se llegan a cumplir, pero hay trabajos que no pueden parar. Un ejemplo de ello son los autobuses que la Cruz Roja destina a los Centros de Transfusión de Sangre. En el cristal delantero se indica que los trabajadores que están atendiendo a las personas que voluntariamente quieren donar sangre que son “servicios mínimos”. A pesar de ser un día de huelga, había bastante gente cubriendo sus datos y donando sangre, pero según Enrique Jiménez, uno de los trabajadores que allí se encontraba “vino ayer más gente a donar que hoy”.
Uno de los que han decidido acudir a estos Centros de Transfusión es Alberto Zaragoza, para él esta convocatoria “no cree que sirva”. Pero sin embargo defiende la huelga a la japonesa. En Japón este concepto es totalmente diferente, cuando se convocan no se para de producir, sino que se produce más para que as
í las empresas tengas excedente de productos, y no sepan qué hacer con ellos cuando la gente no consuma todos los bienes y servicios que se han producido. Aunque no ve a los españoles haciendo este tipo de huelgas.
Una estudiante de la Facultad de Ciencias de la Información trabaja en una tienda de calzado no española. Su empresa les comunicó que se podían acogerse al derecho de hacer huelga, pero si tomaban esa decisión debían de comunicarlo “con una semana” de antelación. En su empresa la mayoría de sus compañeros han decidido ir a trabajar “por miedo.
Algunos trabajadores para no meterse en problemas han decidido gastar el día de sus propias vacaciones, así se han evitado no cobrar por este día de. Sin embargo otras empresas han decidido directamente no abrir sus puertas, y darles a sus trabajadores el día, pero en calidad de vacación.
A pesar de que muchos trabajadores optaron por no secundar la huelga y así perder un día de sueldo, muchos de ellos por la tarde se animaron a acudir a la manifestación organizada por los sindicatos. Dicha concentración recorrió las principales calles de la capital y a ella asistieron personas de todas las edades, reclamando sus derechos.