El plástico constituye uno de los mayores residuos marinos: según la Asociación de Ecologistas en Acción, cada hora se vierten en los mares 675.000 kilos de basura, compuesta entre un 60% y un 80% por plásticos. Una gran parte de este material se encuentra en el agua en forma de pequeñas partículas llamadas microplásticos, ya sea porque emanan de placas mayores que se han degradado con el tiempo o porque ya se encuentran en ese estado en los residuos que van a parar al mar. De hecho, hay un largo repertorio de productos de cosmética y cuidado personal que contienen dichas micropartículas en sus fórmulas. Sin embargo, todavía existen pocos estudios realizados por los gobiernos, asociaciones o las empresas que incluyen estos plásticos en sus exfoliantes y cremas tampoco parecen responder efectivamente al problema.
Según explica la asistente de investigación de proyectos en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, también miembro de la confederación de Ecologistas en Acción, Tania Montoto, “se habla de microplásticos refiriéndose a fragmentos muy pequeños de plástico, con un tamaño inferior a 5 milímetros de diámetro, derivados de la fragmentación por el desgaste de los plásticos mayores”. Asimismo, también se consideran microplásticos aquellas pequeñas “bolitas” de este material que determinadas firmas cosméticas utilizan en productos como los exfoliantes, espumas de afeitar o pastas de dientes.
Montoto cuenta que con las micropartículas las empresas buscan emular los remedios naturales y exfoliantes caseros, como el café o azúcar, pero utilizando derivados del plástico como el polietileno o el polipropileno. No obstante, de forma muy contaminante, ya que estas pequeñas partículas se filtran fácilmente por los sistemas de depuración de las plantas de tratamiento de aguas residuales y acaban contribuyendo a la “sopa de plástico” de océanos y lagos.
"Los peores resultados están aún por llegar"
-. Tania Montoto, Ecologistas en Acción
El Procurador General de Nueva York afirmó en un informe publicado en 2012 sobre las aguas neoyorkinas que “una vez que se han liberado, no existen métodos conocidos para eliminar los microplásticos o microperlas efectivamente del medio ambiente”. Así, el documento afirma que, una vez en el agua, las microperlas absorben fácilmente químicos que perturban el sistema endócrino y causan cáncer, como los bifenilos policlorados (PCB) y que los plásticos pueden concentrar tales toxinas a niveles entre 100,000 y 1 millón veces más altos que los niveles que se encuentran en el agua del mar.
Por otro lado, un muestrario llevado a cabo por el Marine Pollution Bulletin en 2014 concluyó que en la zona noreste del Atlántico era de 2.46 partículas por metro cúbico y que el 89% de todo el plástico encontrado en el área eran microperlas de menos de 5 milímetros. Más específicamente, un equipo dirigido por el profesor de la Facultad de Ciencias Marinas e Ingeniería de la Universidad de Plymouth Richard C. Thompson publicó en 2004 a través de la revista Science un estudio en el que estimaba que entre 4,594 y 94,500 microplásticos se liberan con cada uso de los cosméticos que los contienen. En el informe, Thompson reúne extensos estudios acerca de la ingestión de estas partículas por crustáceos, peces, mamíferos marinos e incluso pájaros.
Sin embargo, los estudios que se han hecho acerca de las microperlas son todavía escasos; de hecho, así lo atesta el último Programa de Medidas de la Estrategia Marina, donde se especifica que no existen suficientes datos en ninguna de las Demarcaciones Españolas para determinar el grado del impacto por microplásticos y específica que se deben tomar medidas al respecto (aunque tampoco dice cuáles ni cómo va a aportar fondos para ello). Montoto reitera que si “ya de por sí hemos dicho que se trata de pedacitos minúsculos de plástico: ¡imagina la dificultad de realizar un censo de hormigas!”. Además, su amplia extensión por lo mares, lagos y ríos hace este proceso todavía más complicado ya que, por ejemplo, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, tan solo el 15% de la basura marina flota sobre la superficie del mar, mientras que el 70% descansa en el fondo marino, donde no la vemos. Montoto confía en que la innovación en torno a las tecnologías de muestreo y el creciente interés a cerca de este tema impulsarán a que se vaya conociendo cada vez más sobre el impacto de los microplásticos en el medioambiente. No obstante, la activista opina que “los resultados, y diría, los peores resultados, están aún por llegar”.
El compromiso de las empresas
Pese a que aún queda mucho por conocer sobre las micropartículas, hay un número de empresas que se han comprometido a dejar de usar estos materiales y substituirlos por otros que respeten el medioambiente. Por ejemplo, Unilever anunció en un comunicado que desde enero de 2015 sus productos en todo el mundo ya se habían pasado a las “alternativas pertinentes que mejor emulan la experiencia sensorial que las perlas de plástico proporcionaban”; Beiersdorf informó en al telediario danés Kontant en 2013 que pretendía substituir los microplásticos y aunque “es difícil dar una fecha sobre cuándo va a estar lista una alternativa” en su momento notificaron que esperaban que eso ocurriese “en los próximos dos años”; y L’Oréal Paris aseguró en un comunicado en enero de 2014 que descartaría su uso de los microplásticos retirando el polietileno en los productos de Biotherm ese mismo año, The Body Shop en 2015 y el resto de marcas para 2017.
No obstante, este febrero de 2016 la asociación Beat The Micro Bead de las ONGs North Sea Foundation y Plastic Soup Foundation publicó una lista con los productos de cosmética que contenían micropartículas de plástico como el polietileno o el polipropileno y que todavía estaban en el mercado y todas las marcas mencionadas anteriormente (y otras más que también se comprometieron) se encontraban en dicha lista: el desodorante dry invisible de Dove (Unilever), el jabón de cara Q10 para hombres de Nivea (Beiersdorf), el exfoliante en gel Biosource de Bioderm (L’Oréal), etc.
"Los microplásticos son complementos seguros para las personas"
-. Elio Estévez, P&G
Una de las firmas que también se comprometió a dejar de utilizar estos ingredientes fue Procter & Gamble (P&G), multinacional estadunidense que reúne un amplio repertorio de bienes para el cuidado personal como Gillette, Oral-B o Venus. En un comunicado emitido en 2013, P&G estableció que su objetivo era “retirar las micropartículas de polietileno de nuestros jabones y pastas de dientes para 2017”. Frente a la pregunta de cómo está resultando dicho proceso, el encargado de las comunicaciones científicas de P&G en España Elio Estévez responde que “a pesar de que los micro-plásticos son completamente seguros para las personas, entendemos que hay una preferencia creciente porque eliminemos este ingrediente - por lo tanto, estamos en proceso de eliminarlos de nuestros productos”. “En este sentido estamos progresando favorablemente” añade Estevez, “todas nuestras pastas de dientes en España son ya libres de micro partículas de PE, y seguimos comprometidos a eliminar los micro-plásticos completamente de los pocos productos en los cuales aún se utilizan para el 2017”. De momento, en la lista emitida por Beat The Micro Bead, aparecen tres productos de Gillette y uno de Oral-B.
Alternativas naturales y respetuosas
En cuanto a legislación a cerca de la situación, Montoto explica que existen algunos estados y países, como Illinois (USA), New Jersey (USA) o Australia, donde sí se han prohibido la manufacturación y/o venta de estos productos. “En Francia la propuesta llegó al Senado a principios de este año, y dicen que Holanda puede llegar a conseguirlo a finales de este año” cuenta Montoto. Por otro lado, los individuos también pueden presionar a las empresas a que paren de incluir microplásticos en sus cremas y geles – “se trata de hábitos de consumo”, concreta Montoto.
Según la gerente de comunicaciones de la Asociación de Cuidado Personal Cosmetics Europe (de la que es miembro P&G) Corina Pîrva, las alternativas a los exfoliantes de plástico suelen ser las partículas basadas en minerales o plantas, como por ejemplo “el sílice, las cáscaras de nuez o las semillas de melocotón”. La encargada de la comunicación y relaciones públicas en la Península Ibérica de la marca de cosmética natural Lush, Gloria Pavía, afirma que entre sus productos suelen encontrarse “sal marina y azúcar porque son perfectos para exfoliar la piel sin ser nocivos para el medio ambiente, ni agresivos para nuestro cuerpo”.
Por tanto, aunque aún sea pronto para hablar con completa certeza, hay fuertes indicios de que los microplásticos que se encuentran en nuestras cremas y geles contribuyen a la polución irremediable del agua del planeta. Las empresas y los gobiernos hacen amagos de tratar el problema pero sus promesas se hacen de rogar. De hecho, “en España no es uno de los temas que se oigan ¡lo cual nos recuerda que nos tenemos que poner las pilas con ello!”, sentencia Montoto. Por tanto, la presión de los consumidores de los productos que incluyen micropartículas es esencial, pudiendo estos optar por opciones naturales y ecológicamente respetuosas y también demandar que se analice y estudie más la situación de las microperlas en la cosmética.