El encanto de un profesor de nueva generación
El año pasado, aprovechando el 40 aniversario de la Facultad de Ciencias de la Información, tuvo lugar una encuesta entre los estudiantes: se les preguntó a qué profesor harían un monumento. La respuesta no pudo ser más apropiada, ya que al oír su nombre no es difícil imaginar la estatua de un apuesto príncipe a caballo. La escultura mejora si la acompañamos de una expresión atenta y amable, una sonrisa constante y una cálida mirada enmarcada en unas pestañas larguísimas… El noble galán de este cuento del siglo XXI es Sergio Príncipe Hermoso, el profesor más popular de Ciencias de la Información.
Apenas sobrepasa los 170 centímetros de altura, pero nadie ha saltado tan alto como él. Lleva prácticamente toda su vida esforzándose y trabajando para lograr retos que parecen imposibles. En su antebrazo lleva tatuada la frase “Born to fly” (“Nacido para volar”), tres palabras que lo describen a la perfección.
Nació el 20 de abril de 1969 en la ciudad austriaca de Salzburgo. Aficionado al paracaidismo desde los 16 años, Baumgartner convirtió su arriesgado pasatiempo en una profesión y en su forma de vida. Su valentía le ha llevado a saltar desde la mano del Cristo Redentor de Río de Janeiro, a lanzarse desde la azotea del Taipei, el edificio más alto del mundo, y a cruzar el canal de la Mancha con un traje de fibras de carbono. Pero eso no era suficiente. Durante los últimos cinco años ha repartido su tiempo entre los Ángeles y Salzburgo, preparándose para próxima proeza: ser el primer ser humano en superar la velocidad del sonido sin ayuda mecánica.