Foto: France-Presse
Nació en Teherán en 1978. Es la segunda de los cinco hijos de un funcionario del Ministerio de Defensa y una ama de casa. Siempre buscó su independencia, en una sociedad donde la vida de una mujer sólo tiene sentido si está sometida a los deseos de un varón. Su resistencia a casarse con un hombre al que no amaba acabó en una venganza que relata en su libro “Ojo por ojo”.
Su infancia fue feliz, todos los veranos visitaba la casa de sus abuelos en la región iraní de Hamadán. Fue una niña muy deseada, su madre se enamoró de ella en cuánto vio aquella cara redonda de grandes ojos marrones y pestañas espesas.
Carmen Posadas. Foto: Ricardo Gutiérrez
Nació en Montevideo en 1953, pero se ha pasado la vida de país en país. Hija de un diplomático, su infancia transcurrió entre Madrid, Londres, Buenos Aires y Moscú, dónde se topó de lleno con el folclore y la cultura rusa, hasta el punto de depositar su ramo de novia a los pies de la estatua de Lenin en el Mausoleo de la Plaza Roja.
Lo primero que sorprende de Carmen Posadas es su amplia sonrisa, que hace sentirse cómodo a cualquiera que la rodea. La entrevista con ella se convierte en una conversación entre amigos, en la que se intercalan las preguntas meramente periodísticas con cuestiones más personales. No es una entrevista al uso ya que su vena periodística le hace querer conocer a quién la entrevista.
Una voz profunda, recóndita, cercana a la par que levemente distante, anuncia su llegada a la Facultad de Ciencias de la Información: Ferrán Adriá, capaz de deslumbrar a Harvard o suscitar reportajes de 18 páginas en el mítico The New York Times. La sala que le recibe quizás sea demasiado humilde para un chef cuyo restaurante ha sido nombrado en cinco ocasiones el mejor del mundo. Su gran obra maestra, aquel que en sus primeros años fue su improvisada “madre adoptiva” y que pronto se transformaría en el fruto de su amor por las artes culinarias: El Bulli, en Cala Montjoi, que desde el 30 de julio de 2011 permanece cerrado. O como él define, entre suspiros cargados de ilusión y emotividad ante una etapa que se cerraba hace poco más de año y medio, en estado de “recreación” para dar paso al “Bulli Foundation”. Un nuevo ciclo donde las ambiciones y sobre todo “el quipo” son los ingredientes fundamentales.