Los ciudadanos son los encargados de gestionar los huertos comunitarios, transformando un lugar abandonado en una zona de cultivo ecológico, donde aprenden conjuntamente los métodos de cultivo, los procesos de la tierra y a trabajar en equipo. Además, estos huertos promueven hábitos de sostenibilidad como los ciclos de la materia orgánica o la importancia de la reutilización.
Los huertos comunitarios surgen debido al auge del movimiento ecologista, la desafección alimentaria, la crisis económica y el interés de la comunidad educativa, sin olvidar a las instituciones culturales y vecinales que gestionan estos espacios. Según el Estado “son parcelas para el cultivo, en terrenos de administración local, que mantiene la gestión de los mismos”. Estos se adjudican a los participantes durante un determinado período de tiempo de entre tres y cinco años.
Reutilización de espacios
Los espacios verdes de la ciudad aumentan gracias a los huertos, de manera que se incrementa la biodiversidad, se atenúan las temperaturas de los alrededores y se reduce el ruido y contaminación. En la ciudad madrileña se crean en terrenos municipales que, mediante la cesión en precario a una entidad del municipio sin ánimo de lucro, se destinan a actividades de agricultura ecológica. Además, estos diversifican el espacio urbano, transformando el paisaje y aportando mayor calidad de vida.
Del mismo modo, esta idea ayuda a promover hábitos sostenibles, ya que se realiza el compostaje, se cierran los ciclos de materia orgánica, la gente utiliza la bici como transporte y la reutilización tiene una gran importancia. Allí no todo se resuelve yendo a comprar, sino juntándose con otros para ser capaz de salir adelante ya que se trata de un espacio convivencial y polivalente donde las relaciones sociales son ricas y variadas, tanto a nivel intercultural como intergeneracional.
Red de Huertos Comunitarios de Madrid
El primer huerto urbano de Madrid se crea en el 2004, gracias a la asociación ecologista Grama. La cifra fue creciendo en los años posteriores llegando en 2009 a ocho huertos urbanos, los cuales no se conocían entre ellos. Pablo Llovera, uno de los fundadores de la Red de Huertos Comunitarios de Madrid (Rehd Mad) afirma que “Grama nos llamó para que nos conociéramos los distintos huertos y así nació”.
Tras reunirse, los integrantes de los diferentes huertos decidieron trabajar en red ya que “vimos que juntos éramos más fuertes”. El fin era estar más protegidos y tener mayor capacidad de negociación en interlocución con el ayuntamiento. Desde Rehd Mad se encargan del mantenimiento del huerto y de organizar talleres formativos, jornadas y encuentros. ”Nos reunimos una vez al mes para organizar actividades internas para el mantenimiento del huerto, temas formativos, bicicletadas para visitar todos los huertos, la operación estiércol y más actividades”, afirma Llovera.
Factores del crecimiento de huertos comunitarios
“En los tiempos de crisis la gente recuerda que la comida viene de la tierra”, comenta Pablo Llovera. Cuanto peor se pongan las cosas más vinculados a la tierra nos interesa estar. “A la gente le interesa saber cuándo se plantan las cosas, cuando se recogen y cómo se cuidan”, afirma.
Pero no es el único factor, hay otros como el 15M o el efecto contagio. Una de las mejores formas de difusión es el boca a boca, cuando un barrio monta un huerto y convierte un sitio abandonado en un espacio de reunión y de gran relevancia, el barrio vecino ve los beneficios y la buena imagen que transmite a los ciudadanos. Entonces es cuando deciden montar su propio huerto.
Eclosión de iniciativas sociales y vecinales
La capital madrileña es un ejemplo de agrupaciones organizadas que encuentran soluciones colectivas para salir juntos de la crisis. A Pablo Llovera le llaman asiduamente para conocer la labor que están realizando. “Nos llaman de otras ciudades españolas, de países europeos y de muchos países de Latinoamérica como México, Perú, Bolivia y Colombia”, comenta Llovera.
Madrid está junto a otras ciudades en el punto de mira de cómo se está organizando la gente y cómo están encontrando soluciones colectivas para salir juntos de la crisis. Gracias a los huertos comunitarios, los vecinos se cuentan sus problemas y se ayudan unos a otros. “El huerto es la parte del escaparate pero en la trastienda del huerto hay muchas más cosas; encuentro vecinal, actividades culturales, confraternización entre vecinos y trueque de libros”, declara Llovera.
Relación con las instituciones
“Estamos destinados a entendernos, las políticas públicas ya no se pueden hacer sin la gente”, comenta Pablo Llovera. La relación con las instituciones ha ido mejorando a medida que se incrementaron los huertos, el pasado año se concedieron 17 nuevas concesiones. El fundador de la Reh Mad cree que con el nuevo Gobierno se pretende impulsar y apoyar mucho más los huertos urbanos.
Uno de los conflictos con el ayuntamiento es conseguir que pague el agua del riego. Tras reunirse el pasado diciembre con la consejería de medioambiente, Pablo Lovera cree que lo van a conseguir a medio plazo ya que hay voluntad política. “Quizá nos toque pagar un año o dos hasta que se regularicen los nuevos huertos sin la restricción del pago del agua”, concluyó. El gasto estimado es de entre 700 y 800 euros por huerto.
Los huertos comunitarios han sido fruto de movimientos ecologistas y asociaciones vecinales pero su éxito viene ayudado por la crisis. Actualmente están reconocidos legalmente por el Ayuntamiento de Madrid, que establece concesiones en los vacíos urbanos de la ciudad. Gestionados por ciudadanos que representan un movimiento que promueve la sostenibilidad y la educación ambiental. La proyección de estas huertas comunitarias no tiene límites.