El homenaje a tan célebre personalidad consistió en la colocación de un monumento de 1.700 kilos de arcilla, transformados en bronce, en su honor elaborado por el escultor Salvador Amaya. El acto estuvo presidido por SM el rey Juan Carlos I, al que también acudieron el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado; el embajador de Colombia, Fernando Carrillo; la alcaldesa de Madrid, Ana Botella; y el presidente de la Asociación Monumento a Blas de Lezo, Iñigo Paredes.
Todos los participantes en el certamen destacaron el valor y el liderazgo de “Mediohombre”, apodo que recibió al quedar cojo, tuerto y manco por las heridas recibidas en combate, ya que se mantuvo invicto en toda su carrera militar al mando de la Escuadra del Mar del Sur.
El almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Jaime Muñoz-Delgado, puso en valor la importancia del homenaje: “Hemos alcanzado una de las grandes ilusiones de todo militar, que no es otra que ver el reconocimiento a uno de los héroes que forjaron nuestra historia”. Muñoz-Delgado se quejó que hasta entonces, don Blas de Lezo, no había recibido el reconocimiento histórico que le correspondía por la importancia y consecuencias que tuvieron para la historia de España. “Hoy se pone fin a esta situación y comienza a redescubrirse la figura de este insigne español y marino”, matizó el almirante jefe.
En la misma línea continuó el embajador de Colombia en España, Fernando Carrillo, quien reveló que el gran marino español recibe en Cartagena de Indias el sobrenombre de “Patapalo”. Carrillo afirmó que el teniente general es el modelo de liderazgo que hoy necesitan las nuevas generaciones, en un momento en el que hay “mucho superávit de héroes con pies de barro y la defensa de los principios y los valores parecen pasadas de moda”.
Por su lado, la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella, hizo hincapié en el significado de la defensa de Cartagena de Indias en 1741 para la historia de la cultura y lengua española: “Su memorable acción permitió que hoy en día se siga hablando español en América. Le debemos a su legado que un tesoro, como nuestro idioma, sea compartido por más de 500 millones de personas en todo el mundo”.
¿Quién fue Blas de Lezo?
Blas de Lezo y Olavarrieta nació el 3 de febrero de 1689 en Pasajes de San Pedro, provincia de Guipúzcoa. Con tan solo 15 años ingresó en la Marina y destacó pronto por su coraje y valor en la Guerra de Sucesión, desde la batalla de Vélez-Málaga en 1704 hasta la de Barcelona en 1714.
A los 25 años quedó cojo, tuerto y manco por las heridas recibidas en combate; por esto se le adjudicó el apodo de “Mediohombre”. En 1734, al frente del Departamento de Cádiz alcanzó el rango de teniente general de la Armada.
En 1736, asumió la defensa de Cartagena de Indias, considerada la llave de Indias y área clave para mantener el dominio español en América. Unos años más tarde, en 1741, con sólo seis navíos de guerra y no más de 3.200 hombres, defendió Cartagena frente a la todopoderosa flota inglesa del almirante Edward Vernon: 15 veces superior en barcos y diez veces mayor en combatientes.
Su enfrentamiento con el virrey Sebastián de Eslava le llevó a ser apartado injustamente de su puesto y, poco tiempo después, fue enterrado en una tumba en un lugar desconocido, sin el reconocimiento merecido.
Seis navíos españoles vencieron a 180 barcos ingleses
Entre todas sus proezas, si hay algo por lo que se recuerde al teniente general de la Armada es por la victoria en la batalla para defender a Cartagena de Indias.
El 13 de marzo de 1741, el almirante inglés Edward Vernon, con una fuerza de 23.600 combatientes, 180 naves y 2.620 cañones navales –segunda más importante de la historia–, se dispuso a ejecutar una victoria que ya creía ganada frente a una fuerza militar española que consistía en tan solo seis navíos, 2.230 hombres, 600 indígenas procedentes del interior de la provincia y 990 piezas de fuego.
La desproporción era mayúscula, por cada ocho efectivos ingleses había uno defendiendo Cartagena, pero la administración de los medios, la estrategia militar, la tenacidad y el liderazgo de don Blas de Lezo provocaron que la flota del almirante Vernon tuviera que rendirse el 28 de abril bajo el mensaje: “Hemos decidido retirarnos, pero para volver muy pronto a esta Plaza, después de reforzarnos en Jamaica”. A lo que Blas de Lezo contestó: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor porque ésta ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir”.
Como consecuencia directa de enfrentamiento, España conservó su hegemonía en el Atlántico hasta principios del siglo XIX, donde la Armada Española sucumbió frente a la Marina Real Británica en la batalla de Trafalgar.