Como ya ocurriera con su anterior trabajo, Daiquiri Blues, este disco también se ha grabado en Nashville (EEUU). Delantera mítica puede comprarse en CD, en vinilo, o en edición digital, además de poder escucharse en Spotify, con una versión muy especial en la que Quique va comentando una por una cada canción.
Quienes sean seguidores del músico desde sus inicios, y tengan más que escuchados trabajos como Personal, Salitre 48, Pájaros mojados o Kamikazes enamorados saben que una de las temáticas más presentes en los discos de Quique González son las mujeres, las despedidas, los reencuentros, los despertares… el amor y sus historias, en fin.
Sin embargo, en este trabajo se aleja de esas historias clásicas para acercarse más a una temática que, aunque sí había estado presente en sus canciones anteriores, nunca de una forma tan clara y directa: la crisis y sus historias, la crisis y sus consecuencias, la crisis y sus culpables. Una decisión, la colar la actualidad entre las líneas de sus canciones, que ha sorprendido hasta al propio González: “nunca me imaginaba que íbamos a llegar a este punto, así que tampoco me imaginaba que iba a llegar a hablar de estos temas con esta decepción y esta rabia”, declaraba a TVE.
Se convertía así el primer single del disco, Tenía que decírtelo, en toda una declaración de intenciones: un tema en el que Quique González señala a los culpables, los Presidentes de la desesperación, como él los llama. Imposible no reparar tampoco en la cuarta canción, ilustrativa a más no poder, desde su título ¿Dónde está el dinero?, y desde su primera frase: huelen el miedo de la calle.
Pero, como no podía ser de otra manera, Quique González es Quique González y en Delantera Mítica volvemos a encontrar sus señas de identidad. Canciones como Me lo agradecerás recuerdan a clásicos como Salitre, o Rompeolas, y títulos tan suyos como Las chicas son magníficas, canción en la que colabora con Zahara, quien es, en palabras de Quique, una de las mejores escritoras de canciones de España, hacen ver que el músico sigue siendo el de siempre. Tampoco podía faltar la ya tradicional colaboración con el componente de Pereza, Leiva.
Se trata, por tanto, de un trabajo que supone un paso más en la trayectoria de un músico que se muestra incapaz de hacer oídos sordos a la realidad que le rodea, pero al que también le brotan los temas que le han acompañado a lo largo de toda su carrera: las amistades de toda la vida, las historias de parejas, el fútbol, las fiestas del barrio… Quique González avanza y se mantiene, vuelve y sorprende, sorprende pero no choca.