El escritor italiano Umberto Eco ha fallecido a los 84 años de edad en Milán. Tras su bagaje vital, deja un largo testimonio de su visión, tanto del presente como del futuro. Además, fue un especialista en semiótica y filosofía, atestiguándole así una gran lista de ensayos referidos a estos campos, entre otros. Una de sus mejores obras, que obtuvo una gran repercusión, fue el libro Apocalípticos e integrados, que publicó en 1964. En él, exponía el interminable enfrentamiento de los que piensan que la cultura debe ser preservada únicamente por una élite de especialistas (los apocalípticos) y aquellos que pensaban que la cultura debía popularizarse y poder mejorar la vida de la gente, aun teniendo en cuenta el alto riesgo de que se pudiese convertir en un producto de masas.
Pero Eco no solo se ha dedicado a dejar por escrito sus pensamientos y utopías interiores, sino que mostraba su visión del mundo siempre que podía. De esta forma, su parlamento también se centraba en temas como el amor cuando, por ejemplo, dijo que "el amor es más sabio que la sabiduría"; o la controversia actualmente tan candente como es el terrorismo, al pronunciar que "el fin del terrorismo no es solamente matar ciegamente, sino lanzar un mensaje para desestabilizar al enemigo." De todas formas, su pasión por los libros era inconmensurable, como atestigua una de sus citas más famosas: "El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee"; o esta otra: "Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera."
A su vez, aunque pudiera parecer que el intelectual italiano es algo anacrónico, sus intervenciones también se han referido al constante desarrollo tecnológico, haciendo hincapié en las posibilidades de Twitter y la evolución del material que se televisa. Respecto a la red social dijo que “por una parte es positivo, pensemos en China o en Erdogan. Hay quien llega a sostener que Auschwitz no habría sido posible con internet, porque la noticia se habría difundido viralmente. Pero por otra parte, da derecho de palabra a legiones de imbéciles". En relación a la televisión, también declaró que "la televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior. El drama de internet es que ha promocionado al tonto de pueblo al nivel de portador de la verdad"; y que “hoy, no salir en televisión, es un signo de elegancia".
El legado de Umberto Eco es de los más diversos y profundos de la historia del siglo XX, siendo algunas de sus piezas clave, entre muchas otras, El nombre de la rosa, El péndulo de Foucault, Apocalípticos e integrados y Semiótica y filosofía del lenguaje.
Análogamente, el mismo día que el mundo despedía al escritor italiano, la novela Matar a un ruiseñor se quedaba huérfana. Su escritora, Harper Lee, fallecía a los 89 años en Alabama. Curiosamente, la novela antes mencionada -que salió a la luz en 1960- fue la única de toda su experiencia como literata, ya que la publicada el pasado año 2015, Ve y pon un centinela, es uno de los primeros borradores de la obra maestra. El libro, premiado con el premio Pulitzer, está protagonizado por el inolvidable personaje de Atticus Finch, representante de los más altos valores de humanidad que, teniendo en cuenta la época en la que está basada la historia, tanto se necesitaban para luchar contra la segregación racial estadounidense. Escrita a modo de lección, como es la que un padre imparte a sus hijos, nos lega mensajes como las siempre tan atrevidas definiciones de valentía: "Quería que descubrieses lo que es el verdadero valor, hijo, en vez de creer que lo encarna un hombre con una pistola. Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final, pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence".
Así pues, el 19 de febrero de 2016 ha sido uno de los días más tristes para la literatura universal, pero como decía Umberto Eco “no hay nada mejor que imaginar otros mundos para olvidar lo doloroso que es el mundo en que vivimos”. Así que, imaginemos.