El grupo estadounidense Eagles of Death Metal experimentó un desafortunado arranque de fama tras el atentado yihadista en la sala de música Bataclán en París, el 13 de noviembre. La banda fue la primera en abandonar la sala, a través del escenario. Un triste suceso que se terminó con 89 víctimas mortales.
Regresaron a la ciudad en diciembre para tocar en colaboración con U2; y tres meses después, vuelven a la capital francesa para celebrar un nuevo concierto en solitario, del cual queda excluida la canción que se encontraban interpretando en el momento del inicio del suceso Kiss the devil.
La psicóloga Carol Damiani explico en la cadena BFM que, la asistencia a este concierto por parte de las víctimas, podría desencadenar emociones muy fuertes al haber pasado tan poco tiempo. Mientras que para otras personas puede suponer un paso adelante en su recuperación emocional. La banda, por su parte, ha declarado que se trata de una forma de pasar página y que el suceso no les persiga el resto de sus vidas.
Los invitados debían pasar por dos controles de seguridad antes de acceder a la sala. Asimismo, la policía ha patrullado la zona durante todo el día, y las calles colindantes han sido bloqueadas para filtrar el flujo de gente con acceso al evento.
El primer ministro de Francia, Manuel Valls, ha enviado un mensaje de apoyo al grupo a través de Twitter, en el que califica su actuación como un “homenaje a las víctimas. Un canto por la libertad”.
El concierto se ha visto envuelto por un polémico comentario de uno de los integrantes de la banda. Jesse Hughes considera que si los asistentes al concierto hubieran podido llevar armas consigo, se habría evitado la masacre, reflexionando con respecto a la normativa de control de armas en Francia.