Pasadas las nueve de la noche y con prisas por tocar, subían al escenario Rubén Pozo y su banda de siempre, con la excepción de la integración de Víctor L. Pescador a la guitarra. Álvaro Lucini al bajo y Simón Cordero a la batería completaban una banda capaz de levantar las envidias de compañeros de gremio. Tras iniciar el bolo con Tonto de tanto, continúo En Marcha con temas como Esta es mi canción, Por eso se hace, Chatarrero, El sueño del Pibe y Me quieres destrozar.
Entre un tramo basado prácticamente en su totalidad por su último álbum, se colaron Chavalita y la inesperada Está lloviendo. “Hacía mucho tiempo que no la hacía. La hice una noche y me dio mucho ‘gustico’”, con estas palabras presentaba el íntimo tema que formó parte de Aviones en su etapa de Pereza.
Alternando temas de su primer disco en solitario con otros cuando estaba en el grupo Pereza, fueron salpicando Lo que más, Rucu Rucu, Madrid, Grupis e Invierno. Tras esta parte de melancolía llegaban algunas sorpresas que tenía guardadas la banda. Ozono pisó el escenario de la mano de Ana Diego, una desconocida entre los asistentes pero que fue recibida como si de Paul McCartney se tratase, como previamente había pedido el flaco.
Yeska / Foto: Ángel Rubio
Ningún ex Buenas Noches Rose estuvo en el escenario, pero sí firmó el pase Campanilla, uno de los temas más populares de la antigua y emblemática banda de Rubén. Continuaba la nostalgia en el escenario y se sentenció con la incorporación de su gran amigo Burning en las tablas y su colaboración en Pelos de punta. Isma Romero, que se encontraba entre las caras conocidas de la sala, le acompañó anteriormente en Nombre de canción. Perfecta combinación de voces y sanísima relación la que disfrutan ambos músicos quiénes comparten estilo y admiración.
Una breve retirada y llegaban los bises con los últimos cuatro cortes de la noche. La chica de la curva, último y reciente single de Rubén, y Matar al cartero y Margot, protagonizaron uno de los momentos más seguidos y coreados de la noche. Para terminar, Pegatina cerró la noche a ritmo de glam y de algún intento de imitar la coreografía del clip.
Llegaba el final a falta de 15 minutos para las dos horas de duración y se repetían las caras de sorpresa en la pista del Ochoymedio Club. Rostros de asombro debido a un setlist en el que dejó espacio para temas a los que no suele recurrir y por el guiño a sus antiguos compañeros de Buenas Noches Rose con una interpretación que muchos recibieron con gran expectación y añoranza. El catalán demostró una vez más que tocar con banda es su fuerte, y es con ella con la que logra comportarse como el animal de escenario que es.
Foto: Ángel Rubio
El artista sacó una de sus mejores actuaciones vocales para ofrecer un espectáculo que algunos asistentes recordaron como el mejor que habían visto de el flaco. Además, con la nueva incorporación de Víctor a la banda, ofrecieron gran brillantez visual, sonora y unos coros de lo más afortunados. Complicidad entre las diferentes generaciones que subieron esa noche al escenario como es el caso de Johnny Cifuentes e Isma Romero, con los que quedó patente la gran admiración y respeto que les une a ambas partes.
Fue de este modo como el viernes 11 de diciembre será recordado y grabado en las móviles y retinas como una de las noches más especiales y sorprendentes que vivieron los espectadores de la mano de Rubén; del flaco y siempre acertado Señor Pozo.