La película, la cuarta como director para el italiano Sergio Castellitto, está basada en la novela homónima escrita por su esposa, Margaret Mazzantini, y muestra la crueldad más absoluta de la guerra de Sarajevo.
Esa guerra y sus consecuencias serán el elemento de unión de los personajes, dando lugar a tormentosas historias de amor, como la que viven Gemma (Penélope Cruz) y Diego (Emile Hirsch). Ambos vivirán su guerra particular dentro de la guerra colectiva: un conflicto emocional dentro del conflicto bélico. La violencia sirve de metáfora en su relación: según avanza la contienda, la pareja también se va envenenando.
La película es en general, amena, más al final que al principio. Durante la primera hora Castellito combina astutamente los momentos poéticos con el drama, algo que no consigue de la misma manera después. Son brillantes escenas como la del baile de Gemma ante los felices disparos fotográficos de Diego, el saber que está embarazada, o la vuelta de la pareja a Roma desde Sarajevo cuando ya había estallado el horror, y se encuentran totalmente desubicados en una cena con la alta sociedad italiana, con el Monumento Emanuele como testigo.
El reencuentro de Penélope con Castellito, después de que en 2004 colaboraran por primera vez en No te muevas, es de lo mejor de la película. No en vano, su interpretación le ha valido a la actriz su séptima nominación a los Premios Goya. Aunque sería injusto reducir la belleza de esta película a la gran interpretación de la española. Una música muy bien elegida, que en ocasiones sorprende pero que encaja a la perfección; una caracterización efectiva; y unos personajes bastante conseguidos, entre los que brilla por méritos propios Gojco (Adnan Haskovic); hacen de Volver a nacer una película que va más allá del horror de la guerra.
El film ahonda en el conflicto emocional que puede llegar a ser la maternidad, en la importancia vital de la identidad, en la diferencia entre el amor y la mera compañía. Una historia en la que merece la pena invertir una entrada de cine.