Sam Smith se conformaba como el atractivo del DCODE 2015 para algunos de los asistentes y, cinco horas antes de su actuación, comunicó su obligada ausencia por una “infección en las vías respiratorias”. Esta sería la causa de reventas improvisadas y decepciones de cientos de fans que sólo acudían al festival para disfrutar de la actuación del joven británico.
Así, el DCODE se redujo, para muchos, a un intento fallido del que iba a ser su primer concierto en la capital. “He deseado actuar en España desde hace mucho tiempo, pero me he levantado esta mañana sintiéndome terriblemente mal y me han diagnosticado una grave infección en las vías respiratorias que me impide actuar”, afirmaba el cantante.
Los asistentes no dudaron en reputar esta baja como “lo peor del festival”. A este fallo se sumaba el retraso de Hinds, una banda femenina madrileña que se hizo de rogar a las cinco de la tarde. Sin embargo, la buena organización del evento y la calidad del resto de artistas compensaron dicha ausencia. Suede, Foals, The Vaccines, Izal y Supersubmarina ayudaron a recobrar los ánimos de los 26.000 asistentes y reconquistaron los tres escenarios del DCODE.
Con un aforo completo, un recinto abarrotado de jóvenes y un talento vocal desmesurado, se desarrollaban las 15 horas de festival. Marta Barreda, estudiante gallega que asistía por tercera vez, alegaba que, aunque el festival es caro y las consumiciones tienen un precio demasiado elevado, el ambiente es lo que la impulsa a repetir cada año. Laia Pons, que ha viajado desde Barcelona, coincidía en que el entorno es lo mejor del evento.
En cuanto a los precios, Germán Rodríguez, camarero del DCODE y estudiante de la Universidad Rey Juan Carlos, reconocía que, en relación a otros festivales en los que él mismo ha trabajado, como el SOS 4.8, las consumiciones eran demasiado caras, rondando los 8/9 euros. “Es el festival más caro en el que he trabajado, pero creo que merece la pena”, alegaba. En cuanto a su experiencia, afirmó que “trabajar en un festival es duro y conlleva una gran responsabilidad que todos los jóvenes deberían experimentar. Además, dentro y fuera de la barra conoces a gente, es estupendo”.
El evento se convertía así en un lugar de encuentro perfecto para los amantes de la música indie y electrónica. No obstante, el pop británico también estuvo muy presente en la actuación inicial de los londinenses Wolf Alice, que se subían por primera vez a un escenario español; tímidos al principio pero intensos en su avance.
A éstos les siguieron las bandas españolas Trajano! y The Parrots que, desde las 12 de la mañana, se hicieron con todas las voces. Diego García, cantante de este último grupo, ensalzaba el festival afirmando que nunca madrugar le hizo más feliz. Varios asistentes coincidieron en que estas actuaciones estuvieron muy a la altura de las de los grupos extranjeros y el nivel superó las expectativas.
No obstante, Miguel Rodríguez, que también asiste al DCODE Festival desde 2013, difería con el resto al afirmar que el nivel ha descendido por los artistas que componen el cartel. “Han faltado más grupos ingleses, como Chemical Brothers o Arctic Monkeys, que hubiesen dado mucho prestigio al festival. Aunque probé el primer año por el gran cartel que había, la organización y el ambiente es lo que me sigue impulsando a venir”, sentenciaba.
Como era de esperar, muchos madrileños también reservan un día al año para acudir al que se impone como el mejor festival de la ciudad. Marcos Gómez es uno de ellos. Asistió al encuentro en la primera edición y, desde entonces, es una cita permanente en su calendario. “La ubicación y terminar la temporada de verano en mi ciudad es lo mejor de este festival”, reconocía.
El plato fuerte se reservó para el final, con la actuación de Crystal Fighters, reuniendo en un mismo espacio la agitación, los gritos y las sonrisas de todos los asistentes. Desde primera hora, todos auguraban que el grupo se haría con el escenario. Es el caso de David González, un murciano de 24 años que esperaba ansioso que “demostraran que son los mejores del cartel”. Así, entre tumbos al compás de LA Calling y You & I, la banda británica ponía la guinda a un DCODE repleto de magia y diversión.