Fue en el año 1925 cuando un grupo de intelectuales solicitó al Ayuntamiento de Madrid un lugar para instalar una feria con carácter fijo. En sus comienzos las condiciones de estos establecimientos eran más precarias que las que actualmente conocemos: se trataban de cajones hechos de madera de pino, sin tinglados auxiliares y con la prohibición de usar alumbrado y calefacción. Además, como dato curioso de la época, los libreros pagaban dependiendo del autor y el título de la obra. Podía encontrarse desde un Blasco Ibáñez pagado a una peseta con veinticinco céntimos a autores de menos renombre de venta a una peseta. No sería hasta el año 1984 cuando las casetas por fin podrían disponer de los servicios de agua, electricidad y teléfono. Y en 2004 la Feria tuvo que ser trasladada de forma provisional a su emplazamiento original, la verja del jardín Botánico sobre el Paseo del Prado debido a un incendio.
Mucho han cambiado los tiempos a lo largo de sus casi cien años de andadura, pero hoy en día la Feria sigue siendo punto de visita obligado para bibliófilos. Sus vendedores cuentan para Infoactualidad que la mayoría de la clientela acude a sus puestos motivada por su gran variedad de libros. Y es que podemos encontrar desde casetas especializadas exclusivamente en libros de Madrid hasta periódicos viejos. Aunque existen ejemplares de coleccionista a precios algo prohibitivos, la mayoría de sus libros son auténticas gangas.
“La mayoría son clientes habituales aunque también predominan muchos turistas y caminantes que acuden al Retiro”, explican sus comerciantes Además una de sus peculiaridades es que en muchos de los establecimientos puedes tanto adquirir libros como vender los tuyos propios.
Presidida por la estatua de Claudio Moyano, político que da nombre a esta cuesta y autor de la Ley de Instrucción Pública, la feria finaliza con otra escultura de Pío Baroja, uno de las grandes figuras de la Literatura de nuestro país, quien años atrás fue asiduo de esta singular feria. Así es la Cuesta de Moyano: un pequeño rincón de la capital en el que la magia de la literatura impregna cada uno de sus puestos y en donde es posible encontrar cualquier libro que busques: antiguos, difíciles de encontrar, novedades… y donde muchas veces los libros acaban encontrándote a ti.