Infoactualidad: Javier, ¿cuál es el balance que hace la AECID de estos 25 años?
Javier Jiménez: El mayor logro de estos años ha sido que España se haga un hueco en el ámbito de la solidaridad y de la concepción moderna de los programas de cooperación para el desarrollo. En una palabra: la profesionalización de la cooperación.
I: Hay que tener en cuenta que, hasta hace no tanto tiempo, España era un país receptor de ayuda.
J.J.: Sí, hasta el año 1981 España era considerada por el Banco Mundial un país receptor neto de ayuda al desarrollo.
I: Este aniversario llega en un momento muy difícil para la AECID: desde 2008 se ha recortado un 67% en cooperación, más de lo que han recortado Grecia y Portugal. ¿Se está desmantelando la cooperación española?
J.J.: No sé si se está desmantelando, no podemos afirmar eso porque no tenemos suficientes elementos temporales que justifiquen una visión tan negativa. Lo que sí es cierto es que el año pasado sufrimos un gran recorte, y el anterior otro mayor. En total, desde que comenzó la crisis, ha habido un recorte superior al 70%. No conozco ninguna otra organización del Estado en la que una política pública haya recibido tal recorte.
I: ¿Son recortes ideológicos u obligados por las circunstancias?
J.J.: Quiero creer que no es una cuestión exclusivamente de ideología, pero evidentemente hay unas ideologías más solidarias que otras, eso es obvio.
I: Pero es posible que muchos españoles estén de acuerdo con estos recortes, porque la situación aquí dentro es muy difícil.
J.J.: Pero es que ese dilema, si se presenta así, es un dilema falso, porque es compatible mantener unas políticas de protección social internas con una política de solidaridad con otras regiones del mundo, donde las situaciones de pobreza son infinitamente peores que las de aquí.
I: Pero muchas veces, ese enfrentamiento entre “los pobres de aquí y los pobres de allí” no viene de los ciudadanos, sino que es un discurso que mantienen los políticos.
J.J.: Correcto, en último término todo esto son decisiones políticas que toman los Gobiernos, y cada Gobierno toma las decisiones de recorte donde considera menos dañino para su población. Evidentemente, a la hora de presentar los recortes ante los ciudadanos, siempre son menos dolorosos los que afectan a terceros que los que nos afectan a nosotros.
I: ¿Temen que los recortes en cooperación continúen hasta el punto de que esta política llegue a desaparecer?
J.J.: Esta política puede desaparecer como casi todas las políticas públicas que no están blindadas constitucionalmente, y las que sí lo están, se puede modificar la constitución y acabar con ellas.
I: ¿Cómo han conseguido seguir trabajando en estas condiciones? Porque, evidentemente, con menos dinero se pueden hacer menos cosas.
J.J.: Una de las cosas que estamos haciendo es sustituir las aportaciones económicas con la asistencia técnica en recursos humanos. Es decir, en una catástrofe, uno puede enviar dinero, pero también se pueden enviar médicos o expertos en logística que ayuden a la población, siendo esto infinitamente más barato.
Además, por cuestiones de eficiencia y eficacia, pasamos de estar presentes en 53 países a estar en los 23 más pobres de cada área en la que trabajábamos. Esto es algo que están haciendo todas las agencias de desarrollo de mundo.
También vamos a empezar a trabajar con cooperación delegada, esto es: la AECID delega sus recursos en otras agencias de desarrollo, o bien recibe y gestiona los de otras agencias. Esto es lo que se llama la agencia de la eficacia de la ayuda, y ahorra muchos costes burocráticos.
Estas son algunas de las medidas, pero realmente, sin recursos económicos, la cooperación es una política que queda muy perjudicada. Porque además, si se miran los Presupuestos del Estado, las cantidades son ridículas frente a las ventajas de imagen global que la cooperación produce. Todo esto sin mencionar que las agencias de desarrollo actúan honradamente, sin despilfarros, a diferencia de otras políticas públicas.
I: ¿Cómo cuáles?
J.J.: Cualquiera. Ahora sería muy fácil hablar de algunas comunidades autónomas con graves problemas, o actores sociales de los que se está descubriendo su mala gestión: partidos políticos, sindicatos, patronales…
I: Repasando estos 25 años, ¿se queda con algún proyecto en particular de la AECID, alguno que le parezca especialmente bueno?
J.J.: La verdad es que me resulta muy difícil seleccionar solo uno, porque hemos tenido varios muy importantes. Por ejemplo, un programa que empezó en el año 1992 con la Organización Internacional del Trabajo, cuyo objetivo era erradicar el trabajo infantil en América Latina, y ha tenido un éxito enorme: doce millones de niños en la región han podido salir de esta situación, que les roba la infancia, la salud, y sus expectativas a todos los niveles.
Hay otro en el que España ha sido líder, que es el Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales, en Mozambique, donde se está investigando una vacuna contra la malaria, y al frente del proyecto está un investigador español, Pedro Alonso. También está el programa de preservación del patrimonio en América Latina, un programa único en el mundo, que no tiene ninguna otra agencia de desarrollo. Como te digo, hay muchos programas destacables.
I: Mirando más a la actualidad, ¿cuál ha sido la actuación de la AECID en el tifón de Filipinas?
J.J.: Este tema no lo lleva mi departamento, pero creo que ha habido una aportación de 300.000 euros y se han enviado dos o tres aviones, que fueron de los primeros en llegar. Lo cierto es que, a pesar de lo lejos que está, con Filipinas tenemos una relación excepcional.
I: Finalmente, y mirando al futuro: ¿si los presupuestos de 2014 os permiten seguir trabajando, cuáles son los planes para los próximos años?
J.J.: Los planes son jugar con la única hipótesis razonable: que esto va a ir a mejor según vaya cambiando la coyuntura económica. La AECID ya sabe en qué países quiere actuar en los próximos años, y si tenemos el dinero, lo haremos, y si no, seguiremos siendo un futuro cooperador en ese país o en ese sector. Las posibilidades están abiertas, y en función del dinero que tengamos, así actuaremos.
Todas las fotos por Marina Gallardo Izquierdo.