En este caso, el destino es Gran Canaria, la principal isla del archipiélago junto con Tenerife. Si bien Gran Canaria puede que no sea tan conocida a escala nacional como lo es Tenerife, lo cierto es que tiene mucho que ofrecer: por supuesto sol y playa, pero también interior, montaña.
La primera parada debería ser, cómo no, Las Palmas. Y podríamos empezar el recorrido paseando por la que podríamos calificar sin miedo a equivocarnos como una de las mejores playas urbanas de España: la playa de las Canteras. Una playa de más de 3 kilómetros de extensión que le da una vida tremenda a la ciudad, siempre hay actividad en Las Canteras: surfistas, bañistas, o paseantes que van a contemplar el atardecer, hacen de esta playa uno de los mayores atractivos de la ciudad.
Pero Las Canteras no es, ni mucho menos, lo único que ver en las Palmas: obligatorio además pasear por Vegueta y Triana, el casco antiguo de la ciudad, donde podremos empezar a admirar los típicos balcones canarios de madera. El teatro Pérez Galdós, la Catedral en la Plaza de Santa Ana (construida en piedra negra de Arucas, muy característica en la isla), y la Casa de Colón son algunas de las cosas que no te puedes perder. Por último, pero no por ello menos recomendable, también deberías darte una vuelta por San Cristóbal, un pueblo de pescadores con casitas pintorescas y restaurantes donde comer riquísimo pescado fresco.
Si, por casualidad, en las Palmas hiciera mal tiempo (si vas en verano es posible que la encuentres nublada, lo que allí se conoce como panza de burra) y lo que quieres es sol y playa, lo mejor que puedes hacer es ir al sur, donde siempre, siempre, luce el sol. Playa del Inglés y Maspalomas son dos kilométricas playas que no te puedes perder, en la segunda además están las famosas dunas, consideradas reserva natural especial.
Y de playas kilométricas a pequeñas calitas, como Taurito, o si lo que quieres es belleza salvaje en su estado natural, puedes ir a Gügüí, una playa totalmente virgen, sin rastro de cemento. Eso sí, tendrás que caminar más de cuatro horas hasta llegar, o ir en barco.
Como decíamos, el encanto de Gran Canaria es las posibilidades que te ofrece, y como no solo de mar y arena viven los canariones, adentrémonos dentro de la isla. Más que recomendable es subir a la Cumbre, al Roque Nublo, desde donde se ven espectaculares atardeceres en la inmensidad de la naturaleza. Y si tenemos suerte, y el día está despejado, podremos ver a los lejos el Teide, en la vecina Tenerife. También recomendable el Barranco de Guadayeque, y la Caldera de Bandama, un espacio volcánico sorprendente.
Pero además, la isla también tiene pueblitos adorables en los que pasar la tarde descubriendo rincones. Uno de los más bonitos sin duda es Teror, donde mientras disfrutamos de su bello casco histórico, podemos saborear un bocadillo del típico chorizo de Teror, ¡riquísimo!
En la plaza principal del pueblo está la Basílica que acoge a la patrona de la isla, la Virgen del Pino. Pero Teror no es el único: Artenara, Arucas (imprescindible ver su Iglesia de San Juan Bautista, considerada por muchos la más bella de la isla, más incluso que la Catedral), Gáldar o Agaete son algunos de esos lugares donde podremos sumergirnos en el encanto canario. Ese encanto en el que una vez entramos, cuesta salir, porque Canarias atrapa.