La Unión Europea y Turquía han llegado recientemente a un acuerdo para el control de los refugiados a cambio de concesiones de la UE como el pago de 3.000 millones de euros o la reapertura de conversaciones para su adhesión. Esto se produce en un clima muy tenso por la guerra en Siria, la masiva entrada de refugiados y los conflictos de Turquía con Rusia.
Más allá de la imagen común que se tiene de Bruselas como capital de la Unión Europea, esta pequeña ciudad cosmopolita esconde ante los ojos del turista el verdadero valor del compromiso social, la cultura y la humanidad de sus habitantes.
Los refugiados que llegan al viejo continente dejan sus familias, sus trabajos y a sus amigos para embarcarse en un viaje cuya meta se convierte, de nuevo, en el pistoletazo de salida. El intento de empezar una nueva vida en los países europeos de acogida representa todo un reto para estos luchadores natos.
El primer ministro esloveno, Miro Cerar, ha anunciado este miércoles durante una rueda de prensa que se levantarán unas “barreras técnicas temporales” en la frontera con Croacia como respuesta a la llegada masiva de refugiados de Oriente Medio.
El ministro de Interior alemán ha planteado la reducción de fondos estructurales europeos a los Estados miembros que se nieguen a acoger a los refugiados. Bruselas ya ha respondido que “no hay base legal” para llevar a cabo esta medida. Los cancilleres de Alemania y Austria, por su parte, han pedido una cumbre de la UE para la próxima semana.