A lo largo de Europa, por todos son conocidos los chistes a propósito de la locura que se vive en un país tan pequeño como caótico, Bélgica. Incluso los propios belgas son conscientes de las incongruencias políticas que se llevan a cabo en los poco más de 30mil quinientos kilometro cuadrados de país. Pero, también es cierto que la opinión pública piensa que ningún país hubiese sobrevivido a un año y medio sin gobierno, como sucedió el año pasado con este. Ese tipo de paradojas se dan es este país. Llegando a decir que la Unión Europea debería aprender de la organización interna de Bélgica.
A grandes rasgos, Bélgica se divide en tres regiones federales; Flandes, Valonia y la Región Bruselas-Capital. A su vez, el país está subdivido administrativamente en provincias y en “comunas”; estas últimas se asemejan a nuestros barrios de las grandes ciudades y a los pueblos en el resto del país.
Y precisamente sus 11 provincias y las casi 600 comunas estaban llamadas al voto este 14 de Octubre. En cada comuna los partidos que se presentaban eran distintos. Pero a grandes rasgos, en Valonia no se podía votar a partidos flamencos y en Flandes no se podía hacer lo correspondiente con los valones.
En Bruselas encontramos, como siempre, la excepción pues todos los partidos concurren a las elecciones comunales e incluso es legal crear un partido propio de un barrio que luche por sus intereses. Un claro ejemplo, es el creado al oeste de Bruselas; Molenbeek-Saint-Jean, un típico barrio de inmigrantes dónde los italianos, españoles y portugueses han ido dejando paso a población del norte de áfrica. En este barrio, concurría a las elecciones un partido denominado ISLAM.
Pero, fuera de esas pequeñas anécdotas, nos encontramos con los partidos nacionales que del resultado de estas elecciones sacan conclusiones y lo extrapolan a nivel nacional.
El Partido Socialista, en Bélgica separado del obrero, había sido hasta ahora una de las fuerzas políticas dominantes tanto en el norte como en el sur. Pero desde que en 1993, el país se convirtiese en una Monarquía Federal con tres regiones y tres comunidades lingüístico-culturales; el panorama político comenzó a cambiar. El sur se fue haciendo tradicionalmente socialista, mientras que el norte se iba hacia la derecha; pero la derecha nacionalista Vlamse Belang y el Niuew-Vlams Alliantie.
Este último, el N-VA (Alianza Neo-Flamenca), surgía en 2001 y ha ido viendo como su poder se incrementaba poco a poco hasta este Octubre. Mes en el que consiguió la victoria en Amberes, un importante enclave político para el país, dado que es la capital administrativa de Flandes y había sido socialista tradicional e históricamente. Este ascenso de poder supone un nuevo varapalo para todos aquellos que apuestan por un país unido dado que la N-VA tiene como base principal y fundamental la defensión de Flandes como un Estado independiente.
Quizá, a la nueva moda de los referéndum de independencia que tan presente está en Europa estos meses, debamos añadirle a medio plazo otro más. Escocia y Cataluña, se verían acompañadas de Flandes.
Y en cuanto al sur, a Valonia, los datos han cambiado ligeramente respecto a 2006. La región sur de Bélgica que había sido, pura y prácticamente socialista ve ahora como la derecha comienza también a ocupar una posición elevada. Claro ejemplo es lo sucedido en la provincia de Lieja donde el Partido Socialista y el MR se reparten a partes casi iguales las comunas de dicha provincia. El MR (Mouvement Reformiste), partido de derechas que aglutina a dos fuerzas francófonas y una germanófona, ha escalado también posiciones en la Región de Bruselas. Región en la que mayor número de negociaciones se han llevado a cabo para formar coalición de gobierno comunal debido a las disputas entre los principales partidos, CDH (Centre democratique humaniste), Ecolo, MR y PS. Además de producirse una polémica en la comuna de Molenbeek, dónde llegaron a producirse acusaciones de fraude electoral.
A nivel nacional, estás elecciones han servido para analizar la situación política en el país y ver hacía que vertiente se dirigen los ciudadanos de este pequeño país centro-europeo, que alberga a su vez gran parte de la UE y sedes de otras organizaciones como la OTAN. Y que muchos apuntan a que es un modelo a escala de lo que pasa en la UE.
Lo que sí que es cierto, es que si estás elecciones hubiesen sido nacionales, quizá hoy estaríamos bajo un gobierno provisional, debido a la complejidad política del Reino de Bélgica.