Infoactualidad: La OTAN lleva quince años ofreciendo apoyo a Afganistán, a través de la misión Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, finalizada en 2014, y la Operación Apoyo Resuelto, ¿considera que la intervención de la Comunidad Internacional está siendo efectiva?
F.J Berenguer Hernández: Es difícil medir la efectividad en este país. El trabajo de las fuerzas internacionales ha servido de apoyo al Gobierno afgano para desarrollar las estructuras de Estado. Desde ese punto de vista se ha conseguido mucho, como la construcción de la Policía Nacional Afgana, que cuenta con un personal numeroso para hacer frente, sobre todo, a los talibanes. En cuanto al terrorismo yihadista, es importante señalar que desde la intervención no ha habido exportación de terroristas desde Afganistán a otras naciones. Creo que se ha conseguido más de lo que la opinión pública occidental tiene conciencia.
I: Por el contrario, ¿cuál cree que es el mayor déficit de estas misiones?
FJBH: El estado final en el que queda el país. Hay que tener en cuenta que el país como tal es muy complicado. La normalidad de Afganistán no se puede equiparar con la de ningún país europeo e incluso tampoco con la de un país del Magreb, por ejemplo. Tiene un grado de violencia casi endémico por luchas entre clanes. Esta ha disminuido como consecuencia de las acciones, pero hay una violencia remanente, por lo que hay riesgo de que con la ausencia total de las fuerzas exteriores occidentales vuelva a repuntar.
I: La Operación Apoyo Resuelto ayudará y formará a militares afganos, ¿cree entonces que será suficiente para que el Gobierno de Ashraf Ghani actúe en un futuro próximo sin apoyo externo?
FJBH: Ahí está la duda. Creo que el tiempo me ha dado la razón cuando en 2011 escribí que la presencia de un núcleo duro pero reducido de tropas terrestres y componente aéreo de peso para apoyar a las fuerzas de seguridad afganas iba a ser necesaria. Considero que todavía no es inminente el hecho de que desaparezcan totalmente las fuerzas exteriores en Afganistán, sólo se podrán extraer cuando el tiempo lo permita.
I: ¿Considera que la seguridad es la única razón por la que la OTAN sigue presente en el país?
FJBH: Sí, no creo que los intereses económicos directos hayan estado muy presentes en Afganistán a pesar de ser un país muy rico en recursos minerales.
Si la situación mejora, las empresas internacionales van a estar interesadas en explotar, de acuerdo con el Gobierno afgano, las riquezas de los recursos naturales del país en beneficio del comercio internacional, eso es obvio. Pero en este caso, creo que las empresas que más se beneficiarán serán las de las potencias regionales, no occidentales, sobre todo India, Irán, China e incluso el propio Pakistán.
Por último, apuntaría que ha sido positiva la presencia de tropas extranjeras, especialmente estadounidenses, durante años en Afganistán respecto a la situación de disputa entre EEUU e Irán por el programa nuclear iraní.
I: El Estado Islámico se ha adentrado en Afganistán, ¿cómo cree que afectará la presencia de los talibanes y de este actual grupo yihadista al Gobierno afgano?
FJBH: Es una categorización diferente. Los talibanes son un movimiento político de carácter local que ha gobernado casi la totalidad del país con una aplicación extremista de la Sharía. Por tanto, es susceptible de ser reconducido hacia la aceptación del juego político dentro de Afganistán. No debe extrañarnos que se constituyan en un partido político con un peso importante en la vida futura de Afganistán, dado que una parte importante de la población es conservadora desde el punto de vista islámico.
El Estado Islámico es un grupo de naturaleza distinta. Su irrupción en Afganistán, aunque ahora en un número reducido, compromete mucho más el futuro del país que los talibanes porque tiene un carácter internacionalista de sumisión al control político y religioso. Por tanto, su voluntad de entrar en el juego político afgano es nula y estaríamos hablando de un intento de sumisión por medio de la violencia del Gobierno afgano.
I: Tanto los talibanes como el Estado Islámico luchan, por separado, para que las fuerzas internacionales se retiren del país y al mismo tiempo combaten entre sí, ¿considera que este enfrentamiento puede `beneficiar´ a la Comunidad Internacional y al Gobierno afgano?
FJBH: El Estado Islámico no tiene como enemigo único al Gobierno afgano sino a cualquier otro que no acepte su liderazgo político y religioso. De todas formas, aunque parezca un contrasentido, los talibanes son un pseudo-aliado en la lucha contra la expansión del Estado Islámico, al ser los primeros interesados en que este no se consolide en Afganistán, al que consideran territorio propio.
I: ¿Cree que los Equipos de Reconstrucción Provincial (PRT) que se han llevado a cabo en Afganistán, con el fin de reconstruir el país, han sido efectivos?
FJBH: Probablemente. Han sido responsables de lo mucho que se ha conseguido, sobre todo en las zonas rurales, donde han mejorado la vida de los afganos, ya que cuando nosotros llegamos carecía de infraestructuras. La construcción de un puente en un torrente, de la Ring Road alrededor del país, de juzgados, de comisarías, de colegios… Asimismo, han permitido que pequeñas empresas afganas hayan conseguido construir saneamientos de agua adecuados.
I: ¿Cuándo cree que terminará este conflicto?
FJBH: Los conflictos suelen acabar cuando las dos partes deciden que resulta más viable y rentable operar exclusivamente desde el punto de vista político. Creo que para el fin de este conflicto aún queda un tiempo, incluso largo. Quizá la finalización esté más ligada a la estabilización de las zonas tribales de Pakistán que a las propias dinámicas internas afganas. No puedo poner fecha a la consumación de este conflicto y no creo que nadie pueda hacerlo en estos momentos.
I: Por último, fue Jefe de Operaciones de la Base de Apoyo de Herat durante cinco meses en 2007, ¿cómo fue esta experiencia?
FJBH: Muy positiva. Desde el punto de vista profesional, porque aunque siempre se va a una misión con una amplia experiencia, no se deja de aprender durante la realización de este tipo de misiones, que siempre son un desafío con un día a día muy exigente. Con respecto a lo anímico fue duro, al ser un teatro de operaciones donde uno tiene la oportunidad de convivir desgraciadamente con demasiada violencia y circunstancias no agradables. Pero, a su vez, tengo un recuerdo entrañable de la camaradería habitual entre nosotros, a pesar de ser una experiencia complicada.