La tercera huelga general en Grecia, convocada por los dos principales sindicatos del país, GSEE (sector privado) y ADEDY (funcionarios), está dirigida contra "las políticas de austeridad, de empobrecimiento y de privación que sigue el Gobierno", según el propio comunicado de los sindicatos. La huelga, convocada desde el 16 enero, tiene una duración de 24 horas como norma general, también será secundado por las farmacias; al igual que las consultas médicas, que permanecerán cerradas.
Es probable que el génesis de la huelga esté en la lucha contra la subida de las cotizaciones a la seguridad social por parte de los profesionales liberales y los agricultores, que llevan semanas bloqueando cientos de carreteras y puntos neurálgicos, como los pasos fronterizos con Turquía y Bulgaria, con miles de tractores. A consecuencia de este paro, tanto el metro como el tranvía en Atenas, la capital, solo circularán entre las 10 de la mañana y las 5 de la tarde; sin embargo, el servicio de autobuses urbanos funcionará de 9 de la mañana hasta las 9 de la noche.
Otros sectores también se suman a la huelga
La Federación de Marinos (PNO), ha decidido mantener los barcos amarrados durante 48 horas, por tercera vez en poco más de un mes. Además, tampoco funcionará la línea de ferris que traslada diariamente a los refugiados e inmigrantes hasta Atenas. De la misma forma, los taxistas se suman a los paros por primera vez en muchos años, los museos y sitios arqueológicos permanecerán cerrados y las compañías locales aéreas Olympico Airways y Aegean Air se han visto obligadas a cancelar 66 vuelos por el paro parcial de los controladores.
El sector periodístico también ha secundado el paro, pero éste tuvo lugar un día antes de la convocatoria oficial, como es habitual. Los trabajadores de los gabinetes de prensa de ministerios y organismos oficiales también se sumaron a la reivindicación, consiguiendo así un parón informativo en todo el país. La lucha de los informadores se centra en evitar que su fondo de pensiones, independiente actualmente, se integre en la caja común que el Gobierno proyecta; hecho que enlaza con que, hasta ahora, hubiera más de 900 paquetes distintos de cobertura de la seguridad social en Grecia.
Además, la sección laboral de Syriza secundó la convocatoria argumentando que persigue “proteger el carácter público, redistributivo y universal del sistema de pensiones”. A su vez, se ha producido una marcha dentro de esta jornada de lucha, que ha partido a las 11 de la mañana desde la céntrica plaza de Klathmonos —cercana al Ministerio de Trabajo— hasta el Parlamento griego.
Al mismo tiempo que se producen las protestas, la cuadriga europea, formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE), el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), estudian en Atenas desatascar las negociaciones para permitir el desembolso de 2.000 millones del recate. Las negociaciones tratan, principalmente, de conseguir un consenso en lo que a ejecuciones hipotecarias, cartera de créditos morosos de los bancos y las devaluaciones a plazos de las deudas a Hacienda y a la Seguridad Social respecta. De esta forma, un acuerdo en los dos primeros temas supondría desbloquear 10.000 millones de euros necesarios para recapitalizar los bancos.
Por su parte, el ejecutivo heleno ha desarrollado una propuesta con la pretensión de evitar nuevos recortes a los pensionistas, que han sufrido 11 reducciones desde 2010. Pero en contraposición a la lucha contra los recortes a los pensionistas, el plan del Gobierno griego plantea subidas de las cotizaciones y bajadas de las pensiones suplementarias, que aunque tengan esta denominación, suponen el grueso de los ingresos de los jubilados y que sirven de sustento de más de la mitad de las familias griegas, tal y como apunta un informe realizado por la asociación de pymes.