Turquía es ahora mismo el centro de atención de la geopolítica. Varias son las circunstancias que colocan al país en esta situación: el conflicto con Rusia por el caza derribado, las múltiples pruebas e indicios de vínculos con Daesh, el recrudecimiento de la guerra contra las milicias kurdas o las exigencias que se le piden desde Estados Unidos como país de la OTAN así lo indican.
Además, se han sucedido en el país dos elecciones parlamentarias en las que Erdogán no ha logrado salir con apoyos suficientes como para establecer un nuevo texto constitucional que recoja un modelo de Estado que le otorgue poderes absolutos de forma oficial.
La noticia más positiva para el máximo mandatario turco es que, tras la repetición de las elecciones en noviembre por imposibilidad de generar pactos, el AKP –partido que comanda- ha logrado una mayoría absoluta que le permitirá mantener un Gobierno integrado únicamente por miembros de su formación por tercera legislatura consecutiva.
De esta manera, Erdogán ejercerá plenos poderes, aunque sin los escaños suficientes en la Asamblea Nacional como para poder eliminar la bicefalia presidente-primer ministro que deseaba cambiar por reforma constitucional. Por otra parte, y de forma ya negativa para los intereses del AKP, el partido pro-kurdo (HDP) confirmó en los comicios de noviembre su irrupción en el parlamento, algo inédito hasta este año.
“Un país, una nación, una bandera”
Miguel Fernández lleva documentando desde 2012 como periodista freelance todo lo que sucede en Turquía. Él explica a Infoactualidad las claves del discurso y las acciones de Erdogán de cara a las elecciones: “ha sabido atraer a los nacionalistas turcos más beligerantes y a quienes piensan que un Gobierno de un solo partido es lo mejor para la estabilidad”.
El HDP, partido al otro lado de una tensión reactivada por el AKP para agitar el nacionalismo, ha sabido aguantar los envites y condicionantes sufridos en periodo preelectoral. “La precampaña no ha sido justa. Sólo hay que ver las horas de cada partido en la televisión pública: la violencia, los atentados...”, explica el periodista.
El Estado y la minoría kurda, en conflicto
Todo ello sucedía a la vez que las autoridades turcas rompían el alto al fuego que se prolongó durante dos años hasta el pasado 24 de julio. “El Ejecutivo ha bombardeado las montañas Qandil, ha declarado cien áreas de seguridad especial y ha arrestado a miles de kurdos”, concreta Miguel Fernández.
El enfrentamiento paró temporalmente tras el atentado del 10 de octubre en Ankara contra una manifestación en la que se encontraban grupos pro-kurdos, por el que las autoridades turcas acusaron a Daesh, aunque la organización terrorista no haya reivindicado su autoría.
El PKK, un grupo kurdo en lucha armada contra el Estado, decidió tras el suceso establecer un alto al fuego, suspendido solo en caso de que tuvieran que defenderse de un ataque directo. La razón de la decisión del PKK era la de tratar de no distorsionar la campaña del HDP, partido con el que comparten pensamiento ideológico.
Simultáneamente, en la zona fronteriza entre los países de Turquía, Siria e Irak, en la que se perpetúa el conflicto entre milicias kurdas y estado turco desde 1984, se encuentra la amenaza de Daesh, el último actor en escena. Su presencia en la zona beneficia a Ankara con sus ataques al PKK, YPG y Peshmergas –las dos últimas milicias kurdas procedentes de Siria e Irak respectivamente-, y el ejército turco no ha dudado en atacar zonas como Kobane (Siria). Según Miguel Fernández, esto se debe a que “el presidente ha considerado que la mayor amenaza en Siria son los kurdos de Rojava”, lugar que también permanece bajo el control kurdo en Siria.
Esto explicaría la razón por la que ha eludido luchar contra Daesh, pese que a la vez benefician al Gobierno de Bashar Al-Assad, enemigo de Turquía desde 2012. Las primeras pruebas ya han surgido tras las acusaciones directas de Rusia de complicidad con Daesh, país con el que mantiene una guerra dialéctica desde que el 24 de noviembre Turquía derribara un avión ruso, que según los primeros, sobrevolaba espacio aéreo del país otomano.
“Rusia y Turquía irán recuperando sus relaciones”
El país presidido por Putin no se ha quedado en los últimos días en el cruce de acusaciones, y ya ha avanzado hacia las sanciones económicas contra Turquía como represalia. Las medidas podrían afectar duramente a sectores económicos como la agricultura o el turismo.
Andrés Mourenza, también periodista freelance en Turquía, informa de algunos detalles a tener en cuenta sobre el enfrentamiento: “no se trata de la primera violación del espacio aéreo turco por parte de aviones rusos”.
Y es que el sentido del derribo se encontraba en el lugar específico que sobrevolaba el avión. “Los cazas de Rusia estaban bombardeando posiciones de rebeldes turcomanos, una etnia emparentada con los turcos de Turquía y que por tanto Ankara considerada su protegida”, afirma Mourenza.
Tras el derribo del avión se sucedió un cruce de declaraciones que Andrés Mourenza interpreta de la siguiente forma: “ambas partes intentaron cubrir el hecho con su propaganda”. Rusia excusaría el ataque recibido por Turquía acusando al Ejecutivo de Erdogán de complicidad con el terrorismo y de comprar petróleo a Daesh.
Respecto a ello, Andrés Mourenza incide en algunas de las informaciones dadas a conocer: La política de vista gorda y la corrupción de autoridades locales en el comercio de petróleo en la frontera entre Turquía y Siria cuando esta era controlada por Daesh sería una de ellas. Otras, con implicados con nombre propio, el de uno de los hijos de Erdogán, al que se vincula al transporte de petróleo entre Siria y Turquía, relacionado a la vez por Rusia en negocios con terroristas y por cierta oposición en el parlamento con el comercio entre Al-Assad y Rusia.
Los acuerdos establecidos en el pasado entre Turquía y Rusia, como el plan de construcción de un oleoducto que proveyera a Turquía de gas ruso hace justo un año, invitan a pensar que la situación se irá calmando.
Sin embargo, el ejecutivo de Putin publicó la semana pasada imágenes aéreas que acreditaban hasta tres rutas de barcos con petróleo entre Turquía y Siria e Irak, y relacionaban estos movimientos con el hecho de que el hijo de Erdogán es propietario de una de las principales energéticas del país y el yerno es Ministro de Energía.
Turquía y Occidente
A su vez Turquía, en la búsqueda de ganarse el favor de Occidente y quizá en un futuro un lugar dentro de la Unión Europea, ha aceptado en los últimos tiempos corregir sus posiciones en la guerra de Siria y empieza a acoplar sus decisiones a los deseos de Estados Unidos y la UE.
El país otomano, mediante acuerdo con los Veintiocho, acogerá a los refugiados en su país a cambio de una ayuda de 3.000 millones de euros y de la aceleración de su proceso de adhesión al club comunitario. También en los últimos días, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha recordado a Erdogán en un encuentro bilateral que el enemigo común es Daesh. Estas declaraciones constatan que, hasta ahora, ninguno de los actores presentes en el conflicto ha encontrado en el Gobierno de Turquía un compromiso absoluto en la lucha antiterrorista.