La firma de adhesión se hizo efectiva el 1 de enero de 1986, cuando España accedió a la Unión junto con Portugal, culminando así un proceso que había comenzado formalmente con la solicitud del Gobierno español al Consejo de Ministros de las Comunidades europeas el 26 de julio de 1977, bajo la presidencia de Adolfo Suárez. “El objetivo político de la petición de España era ser miembro de eterno derecho, queríamos el anclaje”, recordaba Manuel Marín, pieza fundamental en la fase final de los acuerdos de adhesión.
Las negociaciones habían comenzado oficialmente el 5 de febrero de 1979, conducidas por los gobiernos de Calvo Sotelo en primer lugar y más tarde de Felipe González. “Queríamos asegurar la democracia y para eso había que acelerar el camino a Europa”, expresaba Marín.
Entonces, la rúbrica a la adhesión española la pusieron Felipe González, que era el presidente de España en aquel momento; Fernando Morán, ministro de Exteriores; el mismo Marín, entonces secretario de Estado de Relaciones en las CCEE y el embajador de España ante la UE, Gabriel Ferrán. En el instante de la firma en España se vivía lo que Manuel Marín definía como un “movimiento profundo de autoestima colectiva”, algo que para muchos de los artífices de aquel paso histórico les hace tener una visión romántica del proceso teniendo en cuenta el célebre desencanto que vendría después.
“España tiene muchas virtudes, pero nos cuesta anticipar”, declaraba el que fuera vicepresidente de la Comisión. “Las políticas comunitarias nos han servido para tomar decisiones que si no hubiera sido por la UE no habríamos tomado de motu proprio”, aseguraba Marín.
España necesita a la UE
Treinta años son una cifra relevante y nuestro país ha ido mejorando con el tiempo, beneficiándose de amplios derechos que se iban adquiriendo a medida que se conformaba la Unión Europea. En un mundo de cambios, Soraya Sáenz de Santamaría considera que se tiende a olvidar el pasado para vivir pensando en el futuro y “España sigue necesitando proyectos de país”.
“Somos conscientes de lo que supuso aquel momento para España y ahora debemos ser un país capaz de devolver a la Unión Europea 30 años después, el liderazgo que nos dio entonces”, declaraba la vicepresidenta del Gobierno.
En 1985, el Congreso ratificó la adhesión por unanimidad. Todos los partidos democráticos estaban de acuerdo y eran conscientes de lo que ese paso supondría para España. “Para llegar a los ciudadanos hay que saber reforzar la legitimidad democrática en cada paso que da la Unión Europea hacia la integración”, expresaba Jesús Posada, destacando el relevante trabajo de los parlamentos nacionales de los Estados miembros junto con el Parlamento Europeo. “Hoy, 30 años después de la firma del proyecto, las Cortes se reafirman en ello”, concluía el presidente del Congreso de los Diputados.