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Lunes, 08 Diciembre 2014 00:00

La tensión racial estalla en Estados Unidos

Escrito por 

Miles de manifestantes expresan su indignación por los recientes dictámenes judiciales que exoneran a policías blancos por la muerte de ciudadanos negros. Las polémicas decisiones de los jurados han abierto el debate sobre los abusos policiales y han puesto en evidencia problemas latentes en la sociedad americana: el segregacionismo y la discriminación racista.

El pasado miércoles, un gran jurado de Staten Island decidió no presentar cargos criminales contra Daniel Pantaleo, el policía que mató en julio a Eric Garner, un afroamericano de 43 años y padre de seis hijos, al practicarle una llave de estrangulamiento prohibida. La decisión provocó varias manifestaciones en las principales calles de la ciudad de Nueva York.

El fallo judicial llegaba apenas una semana después de que otro gran jurado absolviese en Ferguson (Misuri) al agente Darren Wilson por la muerte a tiros del adolescente negro Michael Brown. La noticia, que fue la primera de la oleada de exoneraciones, provocó una avalancha de protestas y disturbios que han reavivado la polémica racial en Estados Unidos.

Tras el caso Garner, la controvertida figura del gran jurado volverá a ser convocada por el fiscal del distrito de Brooklyn para decidir si se presentan cargos por homicidio contra Peter Liang, el policía que mató de un tiro al afroamericano Akai Gurley, de 28 años, el pasado 20 de noviembre. El jueves también se supo que otro policía blanco de Phoenix (Arizona) había matado dos días antes a un negro desarmado, Rumain Brisbon, de 34 años, en un forcejeo.

Garner, Brown, Gurley y Brisbon: cuatro nombres y un mismo grito contra la violencia policial

Negros, desarmados y fallecidos a manos de policías blancos. Es lo que tienen en común estas cuatro víctimas que han sacado a miles de personas a las calles de Nueva York, Ferguson, Chicago, Boston, Nueva Orleans, Washington DC, Miami, y otras ciudades de Estados Unidos que alzan su voz al grito de “¡No puedo respirar!”.

“¡I can´t breathe, I can´t breathe!”, llegó a gritar hasta en once ocasiones Garner, que era asmático, mientras era estrangulado por el agente Pantaleo. La agónica letanía se ha convertido en la consigna de miles de personas que reclaman justicia.

“Hay mucha indignación”, explica Almudena Ariza, corresponsal de TVE en Nueva York, a Infoactualidad, y añade: “Estos casos no han hecho sino dejar en evidencia las heridas raciales abiertas y la desconfianza, cada vez mayor, en la autoridad policial”.

Una autoridad que está siendo cuestionada estos días, más que nunca, por un uso de la fuerza irracional, excesivo e innecesario. Respecto a estos abusos, Roberto Ayala, español residente en Nueva York, asegura que “en ocasiones, en EEUU, la policía puede utilizar la fuerza sin justificación aparente, solo por sospecha”, aunque aclara que “muchos civiles van armados, por tanto es compresible que, a veces, tomen medidas directas. Pero en el caso de Garner ha quedado demostrado que se excedieron”. Para Ayala, se trata de una cuestión de educación, preparación y prevención, fruto de un país en el que la policía apenas supera controles para obtener una placa y una pistola, y reflejo de una sociedad que considera las armas como un derecho fundamental.

Obama, entre el respeto a la independencia judicial y la lucha contra la discriminación

La búsqueda de este complejo equilibrio sitúa al presidente de EEUU en una delicada posición desde la que el Gobierno central no controla ni a los tribunales ni a las policías locales. Así, Washington actúa como lejano observador y no como actor capaz de influir en los acontecimientos.

Almudena Ariza considera que “el presidente que pasará a la historia por sus discursos más que por sus actos, no puede hacer mucho más”. Durante un acto celebrado en la Casa Blanca, Barack Obama expresó su contrariedad por el fallo judicial, afirmando: "Cuando alguien no es tratado igual por la justicia, este país tiene un problema y yo, como presidente, tengo el deber de resolverlo". En este sentido, la corresponsal del ente público señala una de las cuestiones subrayadas por Obama, quien aseguró que “las comunidades de color se quejan y tienen motivos para hacerlo. No se inventan los problemas”.

El líder demócrata ha anunciado una serie de medidas para mejorar la confianza de la comunidad afroamericana con la policía, entre las que se incluye un plan de entrenamiento de agentes y la adquisición de cámaras de vídeo para los uniformes. Por su parte, el Secretario de Justicia, Eric Holder, y el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, han anunciado que llevarán a cabo una investigación sobre el caso Garner.

La brecha racial se acentúa en Estados Unidos

No termina de cicatrizar. Lejos de cerrarse, la brecha entre blancos y negros sangra, y respira por la misma herida: lo que en otros tiempos era una cuestión de la comunidad negra es ahora un problema americano.

Las protestas contra la segregación racial en Estados Unidos se producen con un afroamericano en la presidencia, Barack Obama, y otro en la Fiscalía General, Eric Holder. Es la paradójica evidencia de un problema que se daba por superado. En esta línea, Ariza apunta otra paradoja: “Resulta sorprendente que esto haya ocurrido en Nueva York, una ciudad abierta y tolerante, en la que se mezclan razas y colores, una urbe cosmopolita y plural”. Y es que el epicentro de las manifestaciones, la Gran Manzana a la que se refiere la corresponsal, cuenta con más de ocho millones de habitantes; y negros, hispanos y asiáticos constituyen casi un 60% de la población.

Roberto Ayala, que forma parte de ese porcentaje de no americanos que vive en Nueva York, asegura que “existe una brecha brutal y no solo entre negros y blancos, la separación también se percibe respecto a la comunidad latina e inmigrantes de otras procedencias”. Pero la discriminación racial no es unidireccional. Según el joven español, los comportamientos segregacionistas se aprecian por ambas partes. “Los negros guardan un profundo rencor a los blancos por las décadas de esclavitud”, explica Ayala, que a su vez percibe cierto cansancio en la sociedad norteamericana. “La gente está muy quemada, en los medios solo aparecen muertes de negros a manos de blancos y al contrario se producen con la misma frecuencia”, sentencia.

La ciudad que nunca duerme padece estos días enormes dificultades para conciliar el sueño. La indignación de la comunidad afroamericana ante los últimos casos de segregación y violencia policial ha vuelto a poner sobre la mesa la cuestión racial y no solo en Nueva York, sino en todo Estados Unidos. A la espera de que concluyan las investigaciones de la Fiscalía General sobre el caso Garner, la confianza de los afroamericanos en la policía y en la justicia continúa pendiendo de un hilo. 

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