Será mañana, 18 de septiembre, cuando los escoceses votarán si quieren o no salir del Reino Unido. El viernes a primera hora, una vez finalizado el recuento en los 32 distritos electorales, se conocerá el resultado final. Pero no todos podrán votar. Solo aquellos ciudadanos británicos (ingleses, galeses, escoceses o norirlandeses), irlandeses, ciudadanos de la Unión Europea o de los países de la Commonwealth, mayores de 16 años y residentes en Escocia podrán ejercer su derecho al voto, siempre que se hayan registrado antes del pasado 2 de septiembre.
Unionistas e independentistas apuran las últimas horas de campaña en busca del voto indeciso. A menos de 24 horas de que Escocia decida si modifica su estatus político, poniendo fin a más de tres siglos de historia conjunta con Gran Bretaña, los líderes de ambas tendencias tratan de sumar apoyos y recortar distancias en un resultado que los analistas auguran bastante ajustado.
El ex primer ministro laborista, Gordon Brown, ha recorrido las calles de Glasgow a la cabeza de la larga marcha del “no” de la campaña unionista Better Together (Mejor Juntos). En un acto multitudinario, según el diario británico The Telegraph, Brown ha optado por apelar a la historia y al patriotismo: “Hemos luchado dos guerras mundiales juntos. No hay un cementerio en Europa en el que no haya un escocés, un galés, un irlandés y un inglés al lado. Cuando lucharon juntos, nunca se preguntaron unos a otros de dónde venían”.
Por su parte los secesionistas de Yes Scotland (Sí Escocia), partidarios del “sí” y encabezados por el ministro principal escocés, Alex Salmond, cerrarán la campaña esta noche en un acto en Perth. El líder independentista ha optado por una carta pública, dirigida a los 4,5 millones de escoceses y residentes que previsiblemente acudirán a las urnas mañana, en la que ha pedido a los votantes que tomen la decisión “con la cabeza despejada y la conciencia tranquila”. “Durante unas horas preciosas la soberanía está en vuestras manos. Si votáis sí lo que ponéis en nuestras manos es una responsabilidad como ninguna otra, la responsabilidad de hacer de Escocia la nación que puede ser”, recoge The Telegraph.
En las horas previas a la consulta las reacciones en España han tenido lugar esta misma mañana en el Pleno del Congreso, donde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha calificado el referéndum escocés como “un torpedo en la línea de flotación de la integración europea”. El jefe del Ejecutivo ha manifestado su desacuerdo con los procesos independentistas concluyendo que “Europa se hizo para integrar estados, no para desintegrarlos”. Por su parte, y en respuesta a las preguntas sobre el referéndum independentista catalán, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha recordado que el derecho de autodeterminación no está recogido en la Constitución española y prácticamente en ninguna otra. Tras la intervención de la vicepresidenta el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha precisado que entre Escocia y Cataluña no existen similitudes, que el proceso escocés se ha llevado a cabo “conforme a la legalidad” y que dicha legalidad “no existe en el caso español”. De cualquier manera, ha concluido, “la secesión de Escocia sería mala para ellos mismos, para España y para la Unión Europea”.