“El tema de la homosexualidad en sociedades islámicas no es un valor, de hecho, nosotros lo consideramos como una desviación; incluso como una enfermedad”, dijo el traductor de Saffari, después de que este lo hiciera en su propio idioma. Por ello, invitó a reconocer y respetar esas diferencias entre pueblos con sociedades distintas. “La homosexualidad no es un valor apoyado por todo el pueblo iraní”, matizó.
El embajador, no obstante y a pesar del revuelo generalizado entre los estudiantes, puntualizó: “tampoco es la situación de que en Irán la policía esté buscando puerta por puerta a homosexuales”, a ello añadió que se trata de un tema que cada uno lleva como quiere.
En este sentido acusó a algunos países de utilizar el tema de los derechos humanos como instrumento para llevar a cabo sus objetivos y presionar a Irán. “Yo lo he experimentado como testigo aquí”, aseveró Saffari, por lo que remarcó su idea de no acusarse de hechos sobre los que, para él, hay poca información.
De esta forma, manifestó que la lapidación es un instrumento que se utiliza para dañar la imagen del país y aseguró que es algo que está prohibido dentro del Poder Judicial iraní. “La legislación no permite la lapidación contra una persona”, dijo el embajador. Para ello, se refirió al caso de Ashtiani, una mujer iraní, que, según Saffari asesinó a su marido en compañía de otra persona y fue detenida. El embajador denunció que se extendiera el rumor y los medios occidentales publicaran que se lE fuera a lapidar o incluso que ya se había hecho. “A la mujer no le ha pasado nada”, explicó.
Además, el embajador lamentó que incluso se haya hecho una película sobre este tema y aseguró que todo esto responde a los intereses de algunas personas para intentar dañar la imagen de Irán.