Martes, 30 Octubre 2012 13:12

Un vendedor de sueños rotos

Escrito por  Sara Guardón

 

 

 

Quedan pocos días para saber si el actual inquilino de la Casa Blanca tendrá que recoger sus pertenencias y abandonar la residencia oficial para dejar paso a un nuevo ocupante; o si por el contrario podrá permanecer otros cuatro años más disfrutando de su estancia en la mansión ejecutiva. Reflexivo y dubitativo, el presente inquilino consiguió a sus 47 años alcanzar el “sueño americano” al convertirse en el primer presidente afroamericano de los EEUU. Hoy, cuatro años más tarde, se enfrenta a una realidad un poco distinta; ya que tiene que lidiar con la decepción existente para conseguir su victoria en las elecciones presidenciales.

Barack Obama, gran comunicador, siempre ha sabido transmitir perfectamente su mensaje de esperanza y del sueño americano poniéndose como ejemplo a sí mismo. Desde el 2008, su lema se diseminó muy bien en un contexto en el que la sociedad norteamericana quería un cambio, cansada y harta de la herencia recibida del mandato Bush. Por ello, se produjo, como califica la experta en asuntos internacionales de la Complutense, Soledad Segoviano, “el anclaje perfecto” entre un discurso idealista político y la necesidad de fe que tenía la sociedad norteamericana en aquel momento. Sin embargo, y a pesar de que prometió ser ese cambio; el giro de la noche a la mañana no fue posible, y gran parte de esa sociedad se ha sentido desengañada a lo largo de la legislatura.

Premio Nóbel de la Paz y defensor de los derechos de los más desfavorecidos, como muchos le consideran; Obama figura como un gran promotor del idealismo. Sin embargo, ha conseguido encontrar cierto carácter pragmático a la hora de sacar las cosas adelante.

No obstante, en el debate político su figura ha ido decayendo debido a que su capacidad de actuación se ha visto bastante limitada por no poder dar satisfacción a los muchos retos que su idealismo pretendió abordar. Eso ha dado pié a su adversario político, el republicano Mitt Romney, que ha conseguido el empate técnico a tan sólo unos días de la gran cita en las urnas.

Persona constante, perseverante y hecho a sí mismo; Obama ha agotado su capital político de promesas, de esperanza, idealismo y estrategia. Sin embargo, la población podría ofrecerle una segunda oportunidad para continuar con su proyecto político emprendido en su primer mandato, de él dependerá y de la movilización del electorado desencantado. Y es que el demócrata intentará seguir vendiendo la idea de que le quedan aún muchas cosas por hacer, como la reforma migratoria, una de las promesas en las que ha fracasado.

El balance de estos cuatro años de presidencia es calificado por esta experta en internacionales como “descafeinado”. La crisis económica no ha mejorado; la reforma sanitaria todavía ha de asentarse; no ha habido cuestiones de energía relevantes; y, pese al punto a favor de la muerte de Bin Laden, ha habido tres amenazas importantes de terrorismo contra su territorio. La incapacidad para cumplir sus objetivos se debe, en gran medida, a que tras dos años de mandato, el partido republicano obtuvo el control fundamentalmente de la cámara de representantes.

En cuanto a la política exterior tanto uno como otro aspirante a la presidencia, tienen márgenes estrechos para moverse. Sin embargo, distinguido por su gran inteligencia, y ágil en sus decisiones; los líderes europeos prefieren al actual presidente; ya que ha llevado una política exterior de mayor prudencia y no tan agresiva como la que Ronmey podría plantear. Es por ello que se le considera a Obama más preparado para abordar problemas como la situación en Irán, donde se necesita de la negociación para encontrar acuerdos.

La cita con las urnas del 6 de noviembre se acerca y en la recta final es muy importante la capacidad de movilización de voto de cada candidato. Obama podrá obtener la victoria si consigue captar a los votantes que en el 2008 apostaron por él y su célebre “We can” y siguen confiando en sus promesas. Pero por el contrario, si dichos votantes, descontentos con su labor, ejercen el “voto-castigo” el triunfo se puede decantar a favor de Romney.

La cuestión está entonces en encontrar compradores de sueños rotos en un mercado de segunda mano en el que ya nada es un producto nuevo. Independientemente de cual sea el resultado, lo que si está claro, es que la huella que ha dejado Obama en EEUU será histórica.



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