La semana del 14 de diciembre, coincidiendo con la última semana lectiva, la Organización para la Liberación del Género de la Universidad de Sussex comenzó una serie de acciones en pos de la abolición de los lavabos de género binario.
Entre las acciones llevadas a cabo se encontraron la puesta de pancartas con el símbolo de la organización y la pegada en las puertas de algunos servicios de pegatinas que tapaban intencionadamente los usuales símbolos masculinos y femeninos con un eslogan que anunciaba: “Este baño ha sido liberado del género binario”.
A pesar de que las clases fueron suspendidas debido a las vacaciones de Navidad, fuentes de la organización aseguran que retomarán la campaña “en Febrero, aprovechando que en ese mes se celebra el Mes de la Historia Queer”. Entre las opciones que se manejan está hacer una serie de actividades informativas orientadas a las personas cisgénero para facilitar el acercamiento entre estas y las personas trans o intergénero.
En los estudios de género, el término cisgénero engloba a aquellas personas que se identifican con el sexo biológico que se les asignó en el momento del nacimiento. Por su parte, transgénero se utiliza para denominar a aquellas personas que se identifican con el género opuesto a su sexo biológico y que, por tanto, son transexuales. Intergénero define a aquellas personas que no se identifican ni como hombre, ni como mujer.
Esta misma asociación ha comenzado una campaña en change.org para recoger firmas en apoyo a la eliminación de los servicios masculinos y femeninos en todo el campus. Esta petición lleva acumuladas más de 120 firmas.
La división por sexos genera desigualdad
Según la propia organización, “todos los días, las personas transgénero se enfrentan a la posibilidad de ser objeto de miradas, gritos, acoso o violencia simplemente por ir al servicio”. Esto se debe a que el proceso de reasignación de género es un proceso muy largo durante el cual estas personas no entran dentro de los rígidos estándares de la estructura de género binaria. También hay personas que no se identifican con ninguno de los dos sexos y se ven condicionados a tener que elegir.
La Universidad afirma que la conversión de los servicios no es necesaria ya que “el campus cuenta desde el año 2013 con varios servicios para todos los géneros”. Desde la organización remarcan, sin embargo, que “esos excusados eran originalmente para personas con discapacidad que simplemente fueron renombrados como para todos los géneros”. Consideran este hecho “insultante” además de que no soluciona el problema. “Cuando una persona utiliza un servicio para todos los géneros ya se está identificando como alguien que no entra dentro del esquema binario”, indica la Organización. La supresión de los lavabos tradicionales significaría la inclusión y el anonimato de todas las personas trans e intergénero.
Otro argumento sostenido en contra de esta abolición es el acoso a la mujer. Los partidarios de la separación por sexos en los baños públicos afirman que los baños unisex fomentan el acoso sexual a la mujer al compartir esta un espacio privado con el hombre.
Sin embargo, este argumento carece de sentido para la periodista de The Telegraph, Siobhan Fenton. Para ella, “el deseo de apartar físicamente a la mujer de la ecuación para protegerla es una lógica profundamente conectada con la culpabilización de la víctima”. También desde la Organización para la Liberación del Género de la Universidad de Sussex defienden que “no hay ninguna correlación entre el uso de baños unisex y el aumento del acoso sexual a las cismujeres”.
Las mujeres trans siguen siendo uno de los principales colectivos objeto de ataques de odio en el Reino Unido, especialmente las mujeres transexuales de color. La eliminación de la división sexual a la hora de ir al servicio impediría la identificación de estas personas como trans o intergénero, lo que dificultaría el acoso hacia las mismas.