Rodeado de canales, al lado de la ópera se encuentra en Copenhague el Papirøen, o la Isla de Papel para los que no sepan danés. Desde fuera es una simple nave industrial pero al entrar se puede sentir el hygge danés que como cuenta Alba Abelló, estudiante erasmus en Copenhague, “enamora”. Este concepto intraducible a español podría describirse con la palabra “acogedor”, así lo hacen los daneses, pero sin duda no hay mejor manera de descubrir esta clase de ambiente del que disfrutan los escandinavos que pasando un rato aquí.
Aparte de una decoración alternativa en la entrada, pues al levantar la mirada puede encontrarse la figura de una vaca gigante llena de purpurina, lo que caracteriza a este lugar son las muchas opciones que ofrece a la hora de comer. “Me gusta la cantidad de food trucks que hay y que cada tipo de comida sea de un país diferente”, explica Motoko Yoshida, estudiante de intercambio. Y es que aquí se puede probar desde unas pancakes al estilo americano hasta unas de las mejores frites belgas que existen en Europa, incluyendo por supuesto el típico smørrebrød danés.
Pero sin duda una de las cosas que más atrae de este lugar es el precio, dado que salir a comer por Copenhague es caro para el bolsillo de un estudiante si se busca algo de calidad. Pero esto “¡es bonito y barato!”, como muy bien lo describe Alba Abelló. En el Papirøen se puede disfrutar de un buen plato de comida por entre 50 y 75 coronas (siete y diez euros). Incluso a veces más barato, ya que en noviembre y diciembre los estudiantes gozan de descuentos los jueves, pues lo han declarado como “el día del estudiante”.
Lo que más puede sorprender a los visitantes de fuera es que además de poder disfrutar de este ambiente en el interior y en el exterior. Se puede tomar asiento tanto a la luz de una vela como comer fuera un plato de comida o al lado del canal que separa esta Isla de Papel del puerto.
Incluso con una manta junto a una de las hogueras que hay por la noche en este sitio; porque a los daneses no le gusta privarse de salir a las terrazas aunque haga mal tiempo. “Es un buen lugar para juntarse y pasar el rato con los amigos”, asegura Motoko Yoshida. Una grata manera es sentarse dentro con un buen café y una de las mejores tartas de queso de la ciudad, recomienda Alba Abelló.
Al tomar una cerveza a la luz de la hoguera con unas vistas impresionantes del puerto se puede dar cuenta uno de por qué el Papirøen se está convirtiendo en uno de los sitios imprescindibles para visitar en esta ciudad. Quizás al visitar este lugar se puede llegar a descubrir el auténtico hygge y adivinar por qué Dinamarca es uno de los países donde sus habitantes son de los más felices del mundo.