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Miércoles, 10 Diciembre 2014 00:00

Finlandia, un país a precio de aeropuerto

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La vida en Finlandia puede resultar excesivamente cara, especialmente para los bolsillos de un estudiante erasmus. Un país donde los precios en los supermercados pueden llegar a ser disparatados en comparación con cualquier país europeo (con la excepción de Noruega) los estudiantes tienen que hacer juegos malabares para cuadrar las cuentas, sobre todos los españoles, puesto que la cuantía de sus becas es inferior a las de la mayoría de sus compañeros europeos. Las ventajas que tiene ser estudiante en el país nórdico ayudan en este cometido.

La primera toma de contacto con el país se produce, normalmente, en el aeropuerto de destino, éstos son sitios donde los precios de cualquier producto son mucho más elevados que en la calle. En Finlandia, en lo que respecta a los precios, la sensación es la de vivir en un país con precios de aeropuerto.

Los precios de los productos básicos en la cesta de la compra son muy elevados. Productos esenciales como la leche, el pan o los huevos pueden llegar a costar el doble de lo que cuestan en un establecimiento español, y estos precios también son elevados incluso en comparación con los países del norte de Europa. Una curiosidad que se da en Finlandia es el hecho de que las monedas de un céntimo y de dos céntimos de euro no están en circulación, y el precio final se redondea al alza o a la baja dependiendo del precio final.

Varios factores son los que influyen en lo elevado de los precios, en primer lugar la falta de competencia real entre las diferentes cadenas finlandesas, que se encontraban en una situación de duopolio, algo que según estudio de la red Eurostat ha supuesto que Finlandia haya sido el país donde más han aumentado los precios en Europa en la última década, solo después de Islandia. No obstante, la irrupción de la cadena de supermercados alemana Lidl ha supuesto un cambio en el panorama de las grandes superficies, pero no fue nada fácil para esta compañía establecerse en Finlandia, donde gran parte de la población estuvo en contra de la apertura de sus establecimientos.

Pero no solo en la cesta de la compra acaban estas diferencias, el precio de los alquileres son sensiblemente más elevados en cualquier ciudad finlandesa, la compra de un coche puede suponer más de diez mil euros de diferencia con respecto a comprarlo Alemania por el ‘Autovero’, un impuesto que se aplica a la compra de vehículos. Cosas más cotidianas como un corte de pelo normal puede suponer entorno a los 25 euros, y la compra de alcohol está cargada con fuertes tasas y controlada por el Gobierno en todas las bebidas que superen los 4’7 grados de alcohol, que deben venderse en las tiendas estatales Alko.

El ocio tampoco es barato, un simple café con un dulce raramente baja de cinco euros, una cerveza en un bar a partir de cuatro euros y una entrada de cine aproximadamente diez euros.

Todo esto conlleva que, pese a tener unos sueldos elevados, los residentes en Finlandia tengan uno de los menores poderes adquisitivos de Europa. Diversos son los motivos. En primer lugar, la carga impositiva finlandesa, el VAT general (el equivalente al IVA español) es del 23%; si se habla de alimentos, éste se sitúa entre un 13% y un 17%, de los más altos del continente en este aspecto.

Ser estudiante tiene sus ventajas en Finlandia

Ser estudiante en Finlandia ofrece un pequeño respiro a la economía, y por eso muchos finlandeses estiran lo máximo posible su etapa estudiantil para poder disfrutar de las ventajas que ello conlleva.

Para poder disfrutar de todas estas ventajas es imprescindible ser miembro de la ‘Student Union’, por la membresía en esta asociación se pagan entorno a los 90 euros anuales y por ello se entrega una tarjeta identificativa ya que en Finlandia para hacer uso de los descuentos de estudiantes solo se puede utilizar esta tarjeta, pues las de estudiantes extranjeras no son aceptadas en el país.

Una de las grandes ventajas, sobre todo para los estudiantes erasmus es la del alojamiento. Cada ciudad tiene organizaciones que procuran el alojamiento por un precio entorno a los 250 euros a todos los estudiantes, tanto nacionales como foráneos, no obstante los estudiantes finlandeses reciben una asignación mensual por parte del Estado que les permite sufragar esos gastos.

Comer en las cafeterías universitarias supone entorno a los 2’60 euros para los estudiantes, quienes tendrán que demostrar que los son mostrando la tarjeta en el momento de abonar la comida.

La gratuidad del sistema universitario finlandés es completa y permite matricularse en cualquier carrera sin abonar ni un solo euro, y no solo eso, en algunos másteres incluso pagan una cantidad mensual a los estudiantes que son seleccionados para realizarlos, incluso aunque estos sean extranjeros, como es el caso de Elías Barba, un estudiante tinerfeño de máster en física que ante la falta de oportunidades en España cursa este tipo de educación de dos años en la Universidad de Jyväskylä, por lo que percibe unos 500 euros mensuales. Una manera por la cual la universidad finesa atrae el talento que no se aprovecha en otros países. “Una de las fuentes de ingresos de la Universidad de Jyväskylä es el alquiler del uso del acelerador de partículas del departamento de físicas a las empresas. Da una idea de lo importante que es para ellos la educación que en vez de invertir todo el dinero en mejorar el acelerador prefieren remunerar a los estudiantes de máster para que desarrollen investigaciones”, explica Barba.

Estudiantes del máster de física.

Finlandia es uno de los países más caros para la vida diaria, pero ser estudiante es de las pocas cosas económicas que se puede hacer en este país. Se invierte mucho en Educación porque se considera que es el futuro en un país con recursos limitados y con un clima extremo, que tiene que apostar por un desarrollo basado en el conocimiento y la innovación para poder ser competitivos. Pero no todo es de color de rosa en el país norteño, la crisis en sus dos principales pilares económicos, la industria papelera y la debacle de ‘Nokia’ es un síntoma de que las vacas flacas han llegado a Finlandia, pero hasta este momento la Educación sigue siendo la joya de la corona.

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