Si hace poco más de un lustro España era el destino preferido por la población alemana: buen clima, economía en crecimiento y oportunidades, hoy en día la tendencia se ha invertido y es el país germano el que no cesa de recibir remesas de españoles que, al estilo de los años sesenta, hacen un alto en el camino para buscar una salida a la crisis.
Es probable que un bajo tanto por ciento ya contara entre sus planes con la idea de vivir en Alemania, aunque fuera temporalmente, y dedicara su tiempo libre a estudiar alemán. Sin embargo la gran mayoría de jóvenes que deciden buscar una oportunidad en esta boyante coyuntura económica centroeuropea se encuentran con un enorme obstáculo: el alemán.
Las grandes beneficiadas de este fenómeno migratorio son las escuelas de idiomas, las cuales se han visto obligadas a incrementar la oferta de cursos intensivos de alemán básico para dar respuesta a la demanda de aquéllos que ya han decidido irse y necesitan un rápido aprendizaje. Pero si ni siquiera uno tiene tiempo para aprender alemán en España siempre puede hacerlo en tierra germana.
Bettina Prokert es desde 2007 profesora de fonética y comunicación económica alemana en el “Studienkolleg” de Leipzig, una escuela de idiomas asociada a la Universidad que ofrece cursos generales y especializados de alemán para extranjeros. Prokert asegura que a pesar de que en sus clases siempre ha habido muchos estudiantes españoles, “desde que comenzó la crisis económica el número de alumnos españoles, y de otras nacionalidades salpicadas por la recesión (como la chipriota), ha aumentado mucho”.
En opinión de esta docente: “algunos alumnos llegan sin haber estudiado nunca alemán y resulta admirable, pero yo recomiendo que se adquieran unos conocimientos previos en el país de origen, al menos para conseguir lo que calificaría como “supervivencia lingüística””. Y es que por mucho que los españoles hayan aprendido las nociones básicas de esta lengua, según Prokert, muestran especial dificultad en algunas competencias gramaticales y de pronunciación, aspecto que intenta solucionar en sus clases de fonética.
Las estadísticas reflejan el progresivo envejecimiento de la población alemana y, como consecuencia, el país reclama mano de obra joven. “Me parece buena idea que los jóvenes españoles vengan a estudiar y a trabajar a Leipzig”, declara Bettina Prokert, “nos obstante no deberían relacionarse únicamente con otros españoles, como suele ocurrir, pues así su alemán no podrá mejorar”.
La vida resulta mucho más fácil para los recién llegados si cuentan con un vocabulario fundamental con el que manejarse en el día a día pero, si no es posible venir con la lección aprendida de casa, Alemania ofrece múltiples escuelas en las que es posible aprender alemán desde cero.