Los mercados instalados en las calles de Bélgica son uno de los símbolos de identidad del país. Cada ciudad, cada pueblo y cada barrio tienen su propio mercado semanal. Los hay de todas las clases, desde sofisticados mercados, como el que se instala los miércoles por la tarde en la plaza de Chatelain (en el corazón del exclusivo barrio bruselense de Ixelles), donde sus visitantes suelen aprovechar para tomar unas ostras con champán mientras compran productos con precios desorbitados; hasta los más frecuentados mercados de barrio donde, como en España, los vendedores anuncian su género a voz en grito.
Pero sin duda, el rey de los mercados belgas es el Mercado de Midi, el segundo más grande de Europa. La estación de trenes de Midi da nombre a este mercado que se instala todos los domingos y donde es fácil perderse entre los cientos de puestos que ofrecen desde naranjas valencianas a precios muy asequibles a bicicletas de segunda mano, pasando por legumbres, frutas de todo el mundo, charcuterías italianas, puestos de comida árabe, toallas, toda clase de ropa,…
Pero si hay un mercado conocido internacionalmente ese es el Mercado de la Place Du Jeu-de-Balle. Este singular mercado, donde Tintín ha vivido alguna aventura, abre todos los días por la mañana y se encuentra en el barrio de Marolles, también conocido como el barrio español. El origen de este “Mercado de las Pulgas” se remonta a 1919 y una de sus curiosidades es que hay que rebuscar en el interior de cajas de cartón para encontrar auténticos tesoros.