Más de seis millones de personas adictas a la cerveza o con ganas de empaparse de cultura bárbara, salen de sus casas cada año vestidas con trajes típicos de la Alemania de 1530, conocidos como Trachten, para disfrutar de 16 intensos días de Oktoberfest. Las distintas carpas, los puestos de comida típica o las atracciones son elementos fundamentales de la fiesta. Algunos turistas deciden ir por libre; sin embargo, muchos otros no dudan en escoger uno de los packs que ofertan distintas agencias denominadas “Tours Oktoberfest”, donde se ofrece alojamiento y transporte a los numerosos visitantes que llenan durante estos días Múnich.
La tradición de esta grandiosa fiesta que tiene lugar cada año en el campo Therensienwiese, se celebró por primera vez en octubre de 1810 para conmemorar el matrimonio del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenbugo. Y desde entonces tan sólo se ha cancelado 14 veces por motivos de atentados, guerras o epidemias.
“Hoy es uno de los días más especiales del año”, decía una de las asistentes poco antes de empezar la ceremonia de apertura de la Oktoberfest 2013. Esta ceremonia, se lleva a cabo por el alcalde de Múnich, Christian Ude (SPD) y un personaje que representa al “Münchner Kindl”, una figura que aparece en el escudo oficial, que desde 2010 lleva interpretando Maria Newrzella. Ambos encabezan un desfile de cerca de 7 kilómetros en el que pueden verse ostentosos carros de caballos, vacas y bueyes; grandes barriles de cerveza y carruajes de feriantes. Todo, sin duda alguna, al son de la música, el baile y el buen ambiente.
Cuando el alcalde llega a una de las carpas más famosas del evento, la de Shottenhammel, en la que caben 10.000 personas, inaugura la fiesta gritando “O ‘zapft is!” (¡Ya está abierto!). Justo después se disparan 12 salvas de cañón desde las escaleras de la estatua que representa Baviera y se abre el primer barril de cerveza. Con este ritual, ¡La fiesta ya ha comenzado!
Turistas y nativos corretean por las instalaciones, donderíen y bailan, entran y salen de las carpas, compran Lebkuchenherzen, que son unas galletas típicas en formas de corazón que regalan a sus parejas… y todo cerveza en mano. Cerveza cuyo precio oscila entre los 9 y 10 euros el litro. “Es la mejor cerveza que he probado nunca” - afirmaba Zuleima Olivares, una estudiante Erasmus española – “merece la pena pagarlo”. El precio es tan elevado porque esta bebida ha sido fabricada íntegramente en la ciudad de Múnich. Pero no sólo por eso, sino porque además, sólo la que cumple con el Reinheitsgebot; es decir, que tiene un mínimo de 6% de alcohol, puede ser servida en la Oktoberfest. Cervezas de marcas conocidas como Paulaner, Augustiner, Spatenbrän…
Y así sigue la fiesta con mucha gente, muy buen ambiente, muchas atracciones y 28 o 30 carpas en las que poder disfrutar. Carpas como la “Hippodrom”, donde no sólo se puede tomar cerveza sino también Sekt (champagne); la “Käfer’s Wies’n-Schänke” dónde además de cantar y disfrutar se pueden conocer a diversas personas famosas o la “Shottenhamel”, dónde se pueden degustar verdaderas delicias alemanas. Diversión y entretenimiento en estado puro. “Una experiencia muy recomendable. Visita obligada como mínimo una vez en la vida”, comenta Marta Alted, una estudiante de Alicante.
Si eres de los que todavía no ha podido disfrutar de este festival, date prisa porque aquí el que no corre vuela y como la entrada es gratuita, pronto se llenan las carpas y es imposible reserva mesa. Las entradas para la próxima edición ya están en venta a buen precio en algunas webs.