Pero tras todo eso no podemos olvidar que ser un extraño lejos de casa envuelve algo más. Es decir, que es fácil perder el norte. Sin embargo, los primeros días son verdaderos intentos a la sobrevivencia. Es decir que, te vas a perder muchas veces en el autobús, en el metro, hay que adaptarse a un clima diferente, - muy frío y seco pero poco lluvioso – habituar a un estilo de vida madrileño más relajado y a convivir con personas muy distintas.
Es cierto que el idioma es uno de los obstáculos. La preponderancia del doblaje en España dificulta la comprensión mutua ya que sino dominas el español mínimamente, no te comprenderán en otras lenguas como, por ejemplo, el inglés.
Acompañar las clases tampoco es tarea fácil. "Algunos profesores no tienen la sensibilidad para hablar más despacio - porque está asistiendo un alumno extranjero - y no interrumpirán sus clases para explicártelo mejor", declara el e
studiante, José Paiva, asegurando que a pesar de la proximidad geográfica el portugués y el español son idiomas diferentes y que por eso, ha sentido muchas dificultades al empezar sus estudios en la Comp
Del mismo modo la mala gestión del dinero te dejará en apuros. La capital de la fiesta, Madrid, por su atmósfera cosmopolita como que te invita a salir de copas, a ir de fiesta regularmente. Pero, no podrás olvidar que tienes otros gastos: como la casa o el título de transporte. lutense.
Incluso, todo el ambiente de fiesta que se vive por Madrid hace con que los estudios se queden para segundo plano: “¡Mi Erasmus ha sido bomba!, los mejores días de mi vida, pero estudiar no estaba en mis prioridades y debería haber planteado mejor mi tiempo” subraya Claudia Prifti, estudiante italiana.
En este sentido, la experiencia Erasmus aporta al estudiante una visión de conjunto sobre la vida en España. Ni todo es fácil pero se gana responsabilidad, madurez y se aprende a manejar las dificultades de un otro punto de vista más positivo.