Cada día que pasa Europa emborrona aún más su ya de por sí patética hoja de servicios respecto a los refugiados. En apenas cinco meses se ha pasado de una impúdica exhibición de supuesta solidaridad sin límites a la construcción de una nueva Europa-fortaleza donde se llega a plantear, incluso, la confiscación de los bienes de aquellos que llegan reclamando asilo o refugio. Éstos últimos, a su turno, han pasado de ser víctimas inocentes merecedoras de toda comprensión y ayuda a convertirse para muchos en casi –o sin el casi- delincuentes, violadores o terroristas destinados a la cárcel, la expulsión o los campos de internamiento. Sin duda, para hacérselo mirar porque semejante euro-bandazo resulta enfermizo.
Dinamarca empezó a implantar controles en las fronteras con Alemania y Suecia a principios de enero, sumándose a la iniciativa de este último país de restringir la entrada de refugiados a través del puente de Øresund. Esto desencadenó un descenso en el número de migrantes y provocó la llamada de atención por parte de la Unión Europea.
El naufragio de dos embarcaciones de inmigrantes y refugiados ha dejado este viernes una cita estimada de 21 fallecidos, entre ellas, seis niños. El accidente ocurrió cerca de las islas griegas de Farmakonisi y Kalolimnos, en el mar Egeo. Hasta ahora, la guardia costera no ha podido recuperar todos los cuerpos.
La medida que pretendía evitar una posible infiltración de terroristas entre los refugiados procedentes de Siria e Irak ha sido rechazada por el Senado de Estados Unidos este miércoles.
Los jefes de Gobierno y de Estado de los 28 países miembros de la Unión Europea se reúnen este jueves 17 de diciembre en Bruselas para debatir los principales problemas comunitarios. Los temas fundamentales de la reunión serán la permanencia de Reino Unido en la Unión, el terrorismo y la crisis migratoria.