La bolsa española cerró ayer con una caída de un 3,86%, dejando atrás las subidas que todas las europeas habían experimentado y volvió a decir adiós a los 8.000 puntos, como ya previeron los analistas que sucedería. Las causas de estas caídas son imprecisas, pero los expertos apuntan a un nuevo golpe de la recesión y del mal dato de las reservas de China, epicentro de la actual recaída económica.