Los resultados de la investigación, que se han publicado en The Lancet Neurology, revelaron que el extracto de té verde mejoró de manera moderada la memoria a corto plazo y su capacidad para organizarse en la vida diaria, al mismo tiempo que inhibía la impulsividad de los pacientes. Las imágenes del cerebro muestran cambios en la corteza que se correlacionan con estas mejorías
En esta prueba participaron 84 personas de entre 16 y 34 años con síndrome de Down. A la mitad de ellos se les administró el tratamiento durante un año y al resto no, para realizar un análisis comparativo. Tal fue la reacción que los padres pudieron reconocer si sus hijos habían estado sometidos al tratamiento o al placebo.
La investigadora añade que durante años no ha encontrado el apoyo de la industria farmacéutica, ya que al tratarse de un fármaco de origen natural no se puede patentar. Dierssen desea continuar con sus investigaciones realizando los tratamientos a un grupo más amplio de personas con síndrome de Down, pero que un ejercicio científico así es realmente costoso a nivel económico y que sin la implicación de las instituciones no lo podría llevar a cabo.
El síndrome de Down es un trastorno genético por el cual las personas afectadas tienen 47 cromosomas en vez de 46 que es lo habitual, informa El País. En el mundo de la medicina siempre se ha considerado esta alteración algo irreversible pero por primera vez se atisba un horizonte de posibilidades.