"De pronto apareció y se puso frente de los líderes de la marcha. Fue muy emotivo. Lo hizo sola, en situación de vulnerabilidad”, declaró a BBC Mundo David Lagerlöf, uno de los fotógrafos que capturó el gesto de la activista. “No podía hacer nada contra ellos, que tienen un historial de violencia y crimen”, concluyó el fotógrafo.
Asplund dijo estar asombrada por la repercusión que ha tenido su gesto. En unas declaraciones a BBC Mundo, afirmó que, a pesar de estar orgullosa, también estaba asustada y preocupada por las posibles repercusiones de los extremistas. Colombiana de nacimiento, la activista fue adoptada a los siete meses por una familia sueca. Tiene 42 años y lleva 26 luchando contra el racismo.
La manifestación del pasado día 1 de mayo había sido aprobada. A pesar de haber generado polémica, las autoridades respaldaron su decisión amparándose en la libertad de opinión y de reunión, recogida por la constitución sueca. La prensa del país asegura que la extrema derecha ha ido ganando apoyos en la localidad en los últimos años.
A nivel nacional y como consecuencia de la crisis migratoria, el poder del movimiento neonazi ha aumentado en Suecia y en otros países europeos. El partido de los Demócratas de Suecia, que se define a sí mismo como nacionalista y antiinmigración, es actualmente la tercera fuerza política del país, que a su vez es uno de los principales destinos para los refugiados y migrantes que intentan llegar a Europa.