Se cumplen cinco años del terremoto y posterior accidente nuclear de Fukushima. Unas 160.000 personas huyeron de los territorios contaminados, y aproximadamente 100.000 aún continúan desplazadas. El Gobierno japonés espera que 55.000 vuelvan a sus casas antes de marzo de 2017, pero Greenpeace denuncia que tal decisión vulnera los derechos humanos al superar la zona 20 veces el límite de contaminación establecido.
Asimismo, la ONG ha podido comprobar que los niveles de radioactividad existentes son superiores a los difundidos por el Gobierno. También asegura que el método que se está usando para gestionar las tierras afectadas no es seguro.
“Es inaceptable seguir escuchando de los gobiernos y la industria que la energía nuclear es segura. Los desastres nucleares son tragedias humanas, con miles de personas desplazadas, y familias rotas”, ha declarado Marta González, portavoz de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace. “Ningún gobierno en el mundo debería exponer a su población al riesgo de tener que vivir una tragedia como la Fukushima, sobre todo cuando existen alternativas”, manifestó.
Por ello, Greenpeace considera que el Gobierno japonés debe dejar de intentar transmitir una imagen de normalidad y asumir su responsabilidad con las víctimas, que merecen compensaciones justas y reconocimiento social.
En España actualmente hay siete reactores nucleares en funcionamiento, y se debate si se lleva a Garoña hasta los 60 años de vida útil. Se trata de la central más vieja de la Unión Europea y su rector es gemelo al de Fukushima. "Un Gobierno que apoye la continuidad de las nucleares será un Gobierno que mire más los intereses de las eléctricas que los de la propia ciudadanía, cuando existen alternativas viables para la transición a un modelo basado en renovables", ha concluido González.
La organización ecologista defiende que sucesos como el de Fukushima demuestran que la energía nuclear es incontrolable y por ello es una irresponsabilidad seguir defendiéndola. Greenpeace publicará en los próximos meses los resultados de una investigación en la costa de Fukushima para medir los impactos de la radiación en el océano.