Las declaraciones del candidato, en el umbral de lo políticamente incorrecto, han conseguido provocar el recelo del aparato interno del partido en contraste al clamor popular de sus seguidores. Lo que en un principio podría parecer contraproducente, la actitud de Trump ha reforzado su posición, hecho que en otro candidato no hubiese sido posible.
La sucesión de victorias de Trump pone en jaque a la estrategia del partido republicano en el que ha comenzado a producirse ataques internos para debilitar la ventaja de Trump. En consideración, el establishment baraja varias reacciones posibles de cara a desplazar a Trump en el proceso electoral.
Pese a los resultados obtenidos, el magnate cuenta con escaso apoyo por parte de los delegados, por lo que se plantea formar un bloque anti-trump que congregaría a sus rivales. También se estudia la creación de un tercer partido que discurra a las elecciones al margen de Trump. En el caso de que ninguna de estas opciones le desbanque, no se descarta apoyar a la candidatura demócrata que, como pronostican las encuestas, recaerá en Hillary Clinton.
El Supermartes ha supuesto un punto de inflexión en el proceso de primarias en el que se han visto reforzados los aspirantes más mediáticos de los respectivos partidos. Hillary Clinton y Donald Trump parecen destinados a enfrentarse en las elecciones presidenciales.