Cada día la frontera macedonia solía abrir sus puertas para dejar pasar a medio centenar de refugiados. No obstante, un pequeño grupo de palestinos de Siria ahora ha doblado su número con su llegada, pero antes algunos de ellos han sido devueltos al ser considerados inmigrantes por causas económicos. Del mismo modo, los afganos entran en esta categoría pese a que una gran parte de ellos son hazaras (pueblo étnico del centro de Afganistán).
El campamento de Idomeni, a cielo abierto, tiene una capacidad de entre 1.200 y 1.500 personas, pero ésta se ve desbordada ya que no han parado de llegar extranjeros. A la vez, el número de devoluciones de migrantes que no cumplen los requisitos de paso se ha incrementado en las últimas semanas, a partir de que Austria y algunas fronteras de la ruta de los Balcanes (FYROM, Serbia, Eslovenia y Croacia) decidieran limitar el flujo migratorio a un tope diario de 580 refugiados.
No obstante, el pasado 1 de marzo Jesper Jensen, coordinador de emergencias en el terreno de UNICEF, explicó que “no pueden avanzar ni retroceder. Necesitan refugio y descanso, y necesitan saber qué futuro les espera”.
Asimismo, en el bloque de Idomeni hubo un conflicto el lunes debido a que un grupo de refugiados migrantes intentó cruzar por la fuerza, por lo que la policía macedonia creyó que fue necesario la utilización de gases lacrimógenos. Este hecho permitió observar cómo este lugar está reduciendo el flujo migratorio ya que algunas fronteras vecinas han cerrado su paso y al mismo tiempo Idomeni está desbordado en varios kilómetros a la redonda.
Además, esta situación propicia el aumento de tiendas de plásticos en los campos vecinos mientras que por los arcenes y las cunetas desfilan los migrantes. Una gran mayoría de ellos realizan parte del camino a pie, ya que los autobuses que antes los trasladaban desde Atenas o Salónica no circulan desde hace varios días debido a lo que está ocurriendo.