Una matanza de cabras es la solución del Gobierno balear para la protección de la diversidad botánica de la zona. El objetivo es proteger a los 166 ejemplares de plantas que habitan la rocosa superficie del lugar. El exterminio se inició el pasado jueves y se prevé que la tarea no finalizará hasta el inicio de la próxima semana debido a las dificultades del terreno.
Los francotiradores de la Unidad de Control de Fauna del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB), están empleando escopetas de percusión con mirilla del calibre 22 para exterminar a la población, que se compone de entre 37 y 45 cabras. Durante los días que dure la operación, el Gobierno recomienda que nadie se acerque al islote ante el riesgo de ser tiroteado.
Las cabras, al comer, tiran de la raíz arrancándola totalmente y el suelo pierde la fijación de la tierra, por lo que se despeja la roca. Los animales ya han provocado la extinción de algunas especies, como la denominada manzanilla de Es Vedrà (Santolina chamaecyparissus ssp.Vedranensis), una subespecie autóctona y que no crece en ningún otro lugar. El responsable del grupo ecologista GEN, Joan Carles Palerm, asegura que: "No es ninguna especie protegida ni amenazada, es la misma cabra que hay en cualquier finca".
Agentes de Medio Ambiente detectaron los primeros daños hacia la flora a finales de los noventa. Solicitaron entonces la retirada de los animales a sus propietarios, pero no obtuvieron respuesta. El Atlas de Flora Amenazada de España calificó a las cabras de Es Vedrà como amenaza botánica nacional. La Dirección General de Espacios Naturales y Biodiversidad preguntó por la propiedad de las cabras. Nadie las reconoció como suyas, de haberlo hecho se les imputaría de un delito contra el Medio Ambiente.
Los animales, al no haber pasado ninguna clase de control sanitario, en el caso de ser rescatados tendrían que estar un tiempo en cuarentena. Los ganaderos que se han ofrecido a acogerlas en adopción, no tienen un lugar habilitado para ello. La Comunidad Autónoma, ante el silencio de los propietarios y la imposibilidad de una adopción, ha decidido hacerse cargo de los animales. Por el momento, los cuerpos sin vida de los mamíferos permanecerán en el islote.