Venezuela, uno de los grandes exportadores mundiales de petróleo del mundo, ha comprado barriles en crudo a la WTI para de esta manera diluir con ellos crudo pesado venezolano, de menor valor en los mercados y de más restringida colocación. La importación será utilizada en la refinería de Curazao, operada por PDVSA. Para Caracas, ya en 2014 se hizo necesario encargarlo en Nigeria, Angola y Argelia, así como combustibles de Estados Unidos para el abastecimiento doméstico.
El país petrolero, cuyo gobierno no revela cifras oficiales, produce hoy día alrededor de 2,4 y 2,5 millones de barriles de petróleo, según reveló el presidente de PDVSA, Elogio del Pino. Dicha cifra está muy por debajo de los 5 millones que anunciaba el fallecido presidente Hugo Chávez que se producirían para este año.
La Faja Petrolífera del río Orinoco, en el sureste del país, representa la mayor reserva de petróleo del mundo y es objeto de transnacionales que ya la explotan en asociación con PDVSA. Sin embargo, se trata de volúmenes de petróleo pesado y extra pesado que hasta hace poco solo se certificaban en bitúmenes.
La importación de crudo de los Estados Unidos pone en relieve los problemas a los que se enfrenta la economía del país, dependiente de los ingresos en divisas procedentes de la exportación de petróleo, y que ahora enfrenta una crisis con rasgo de emergencia.
La caída del 80% de los ingresos, según aseguraron varios portavoces del Gobierno, es consecuencia del exceso de oferta, la entrada de Irán como productor y el descenso de China. Sin embargo, la producción petrolera venezolana viene cayendo de manera sostenida desde hace años. Además, una fracción de la producción está destinada a los pagos de los prestamos otorgados por China a los aliados chavistas.