La formación de grupos parlamentarios propios para En Comú Podem (la lista de confluencia en Cataluña), Compromís-Podemos (Comunidad Valenciana) y En Marea (Galicia) fue un compromiso electoral de Podemos y sus socios. La decisión de la última depende de la Mesa del Congreso, donde el PP, PSOE y Ciudadanos rehúsan la posibilidad porque la consideran antirreglamentaria.
Ante esto, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha dejado claro que la formación de un grupo propio fue una de los contextos fundamentales para llevar a cabo la alianza. Mientras que la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra, ha pedido a Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, que los socialistas faciliten algún diputado a las confluencias.
Aunque no se trate de un inconveniente de número de diputados, la petición de la número dos del Gobierno del socialista Ximo Puig es un gesto que multiplica la presión al PSOE. El equipo de Iglesias prefirió no pronunciarse sobre esta solicitud de Oltra.
Asimismo, Podemos y sus alianzas planean otras opciones. La primera, formar un grupo único, pero como agrupación de fuerzas, en la que Podemos y las confluencias restantes se repartan las actuaciones y puedan cooperar escenificando la autonomía de la candidatura. Otra opción sería dividir sus 69 diputados: por un lado los 42 de Podemos, por otro, los 27 que suman las tres confluencias.
Iglesias defendió el pasado fin de semana la unidad de criterio con Colau y Oltra: “Hemos mantenido siempre una estrategia común. Somos una fuerza política plurinacional que defendemos la unidad de nuestro país desde la diversidad”. A su vez, concluyó alegando que compartían una estrategia incluso en el caso de que finalmente se lo impidieran para construir un grupo plurinacional.