Las detenciones, que forman parte de una macrorredada, han permitido capturar a más de 60 presuntos miembros del EI en cinco provincias turcas. Entre los lugares asediados por los cuerpos de seguridad, destacan Ankara, la capital del país, y las aéreas fronterizas con Siria de Kilis y Sanliurfa.
Además, la Policía de la ciudad mediterránea de Antalya, ha incautado una serie de documentos durante el registro del lugar donde se encontraban los sospechosos. Documentos que forman parte de la investigación, aún abierta, en torno al atentado que ha dejado la principal zona turística de Estambul parcialmente cerrada este miércoles. Mientras, el suicida, identificado como Nabil Fadli, nacido en Arabia Saudí y con nacionalidad siria, se registró en un centro de Estambul el pasado cinco de enero.
Por otra parte, según la agencia RIA Novosti, el consulado ruso ha confirmado que tres ciudadanos han sido detenidos en Turquía por su supuesta implicación en atentados yihadistas. El arresto de los tres rusos se ha producido en un momento de hostilidad entre Ankara y Moscú, debido al derribo de un avión ruso por parte el Ejército turco el pasado 24 de noviembre.
Asimismo, el atentado supone un duro golpe a la política turca sobre Siria, que en los últimos tiempos está sufriendo grandes retrocesos. Los grupos rebeldes e islamistas a los que apoyaba Ankara, están perdiendo terreno ante los avances de las tropas del régimen de Bashar al-Ásad, sostenido por la intervención rusa, y ante las fuerzas lideradas por los kurdos.