La aparición de escualos en el lugar donde el pasado veintidós de octubre desapareció una aeronave del Ejército del Aire, a 280 millas de Gando (Las Palmas), ha complicado la búsqueda de los tres tripulantes desaparecidos, obligando a los buzos encargados de la inmersión, a ser escoltados por una embarcación a bordo de la cual navega un tirador de precisión. Junto a ellos, operan también los cazaminas “Turia” y “Segura”, que desde la noche del martes han desplegado "toda la capacidad de rastreo submarino que poseen en el área de búsqueda", según informó el Ministerio de Defensa en nota de prensa.
Además, con el fin de agilizar las labores de rescate, dos robots submarinos, el sonar del “Olympic Zeus” , un avión CN235 del Ejército del Aire, un Superpuma español. También se han sumado a la búsqueda un Puma y un avión Defender de la Fuerza Aérea marroquí desde primera hora de la mañana del miércoles veintiocho.
El rastreo submarino, en busca de la aeronave, comprende una zona de 384 kilómetros cuadrados, mientras que la vigilancia aérea se extiende por un área de 400 kilómetros de largo por 60 de ancho.
A su vez, el personal de la Comisión de Investigación de Accidentes de Aeronaves Militares (CITAAM) y del juzgado territorial Número 52, han sido trasladados, por parte del buque “Camino Español”, al Buque de Acción Marítima “Rayo”, que permanece en zona del suceso.
Pedro Morenés, ministro de defensa, ha informado acerca del contratiempo a las familias de los tres militares, que mantienen la esperanza de encontrarlos con vida y barajan la hipótesis de que “hayan sido secuestrados”, Fernando Ojeda, padre de uno de los desaparecidos, Johnander.